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MIS OBRAS

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martes, 23 de agosto de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 38: Del Amor al Odio

Estaba en mitad de un bosque tras unos matorrales que ocultaban una cueva de difícil acceso. La luz de la luna iluminaba débilmente sobre el ramaje pero aun así era suficiente para distinguir todo lo que me rodeaba. A veces pasaban segundos en los que se hacia más oscuro. Miré hacia arriba sobre el firmamento para comprobar que lo que provocaba esos cambios en la iluminación era causado por multitud de nubes corriendo vertiginosamente por culpa de un viento helador que las azotaba.
Sabía que estaba en una de mis visiones pero había algo que no encajaba, era diferente. Miré hacia abajo sobre mi cuerpo y nada estaba cambiado. Era yo misma, lo sabía porque llevaba puestas las mismas ropas que tenía en el restaurante, incluso estaban desgarradas mostrando parte de mi sujetador. Si aquello no podía ser otra visión… era algo diferente.
-Por supuesto que no lo es, yo te traje aquí, a este momento para que compruebes lo que te dije antes de que le dejes darte su sangre. Él realmente no es el vampiro fuerte y temido por todos que crees, es un simple peón.
Giré mi cabeza a mi izquierda hacia la cueva. Kareemah estaba justo en la entrada como si acabase de salir de allí y estaba hablándome directamente a mí. Sus ropas eran vistosas, pomposas y extrañamente llevaba el pelo cubierto por un pañuelo atado en la parte de atrás. Un conjunto policromático de colores brillantes que realzaban su rostro. La miré extrañada.
-¿Qué quieres decir?
-Es mejor que lo veas. He entrado en tu mente y te estoy mostrando mis recuerdos. He tenido que forzar algo parecido a una visión para que estés presente. Tu realmente no has estado teniendo unas buenas visiones, has dejado que él te tocase justo en el momento en el que las alcanzabas y sus deseos y recuerdos se han fusionado lo suficiente como para que la historia se alterara en tu cabeza. Sólo contempla y luego decide qué quieres creer.- me hizo gesto con su mano de que me mantuviese tras los matorrales y ella también lo hizo.
No había pasado más de medio minuto cuando escuchamos el golpeteo de un caballo acercándose. En la lejanía distinguí una figura oscura que conforme se fue acercando tomó la forma de un caballo con dos personas en su lomo. La velocidad con la que se movía el animal era frenética, algo así como si estuviesen huyendo de algo o alguien pero justo cuando creí que iban a pasarnos él tiró de las riendas haciendo que el caballo frenase poco a poco hasta detenerse a un metro de donde yo me encontraba. Del lomo se bajaron Constantin y Claire. Ella tuvo que apoyarse bastante sobre los hombros de él para conseguir bajar sin caer y al final tuvo que cogerla en brazos porque no se sostenía. Parecía débil o mareada, con un chorro de sangre corriendo por el escote de su vestido hasta el canal entre sus pechos. Las mangas de su vestido estaban hechas jirones y sus brazos eran un amasijo de moretones y graves heridas. Constantin tenía los labios y parte de su barbilla también manchados además de la ropa destrozada. Dejó a Claire sobre la hierba apoyada contra la corteza de un árbol y giró en redondo como si buscase a alguien o algo.
-¡Estella! ¡Estella¡ ¡Maldición, no veo su carro por ningún lado!- gritó mientras acudía a comprobar a la mujer.
Yo observaba a Claire sentada inmóvil. Creí que se había desmayado porque no se movía pero ante los gritos que Constantin había dado movió la cabeza hacia arriba y apoyó la nuca en el árbol. A la luz de la luna y sin la intromisión de mi propio ser en su cuerpo pude apreciar con mayor exactitud sus rasgos faciales. Claire y yo no éramos tan parecidas, su nariz era más prominente y sus ojos tampoco se asemejaban a los míos. Realmente Claire y yo teníamos muy poco en común por no decir nada… ¿por qué pensé una vez que nos parecíamos como hermanas?
“Te lo dije, él quería creer que era así y por eso tú así lo viste…” Resonó en mi cabeza la voz de Kareemah.
Quise contestarle pero en ese momento ella decidió dejarme y aparecer en escena justo a ellos con unos pasos al caminar que no tenían el aire majestuoso con los que le había visto hacerlo cuando la conocí en la mansión.
-Hola Constantin, mi carromato está en el pueblo cercano. Tuve que llevarlo para que el herrero arreglara una rueda pero decidí quedarme por aquí a esperarte. Sabía que vendrías.
Me extrañó que Constantin la llamara Estella y no la reconociese como Riath, aunque claro… esto era Francia. Kareemah se acercó hasta ellos e inhaló brevemente, supongo que el aroma a sangre proveniente del cuello de Claire.
-Siempre sabes cuando vendré. Necesito tu ayuda. No creo que le quede mucho tiempo de vida.
Stella/Kareemah arqueó una ceja- ¿Y qué quieres que haga yo? Llevo meses intentando hacerte controlar tus instintos para que no la drenes y ahora ella casi lo está. Además, yo no soy médico, no puedo hacer nada por ella.
-Dijiste que encontrarías el modo de revertir mi monstruosidad, dijiste que podrías hacerme humano de nuevo. Si eres capaz de eso puedes salvarla también.
-Dije que lo intentaría, no que lo supiese.- caminó en círculos por unos pocos minutos para desesperación de Constantin como si buscase la solución. De repente se giró bruscamente y lo miró directamente a los ojos.- Esta bien, deja que me la lleve a mi carromato y trataré de que no muera. Eso puede llevar un tiempo, luego te buscaré y te la entregaré cuando haya sanado. Es lo mejor que puedo hacer.
-No. Ella no se aleja de mí.
-¡Tú no puedes venir! La matarás antes de que pueda hacer nada. Yo me la llevaré.
-¡He dicho que no! Fuimos atacados por el vampiro que te dije que me buscaba justo cuando descubrimos que andaba cerca y decidimos huir. No la dejaré sola. Yo… yo… quiero estar con ella.
-¿Por qué vampiro, la amas? ¿O más bien es su sangre?
-No lo sé, pero sé que necesito tenerla conmigo. Ella ha entrado en problemas por mi culpa y debo protegerla. Si eso puede llamarse amor, entonces si, no creo que haya otra cosa que sienta siendo el monstruo en el que me convertí.
Estella/Kareemah chasqueó la lengua con desprecio-Tú eres adicto a su sangre, eso no es amor. Me vas a poner las cosas difíciles para que me la lleve. Eso no me gusta nada. Deja que te lo aclare. Ella se viene conmigo. No eres rival para Lucien, apenas eres un niño recién nacido en comparación con los años que tiene él. Conseguirás que la mate en despecho por haber matado a su compañera.
Alzó la cabeza con indignación -Soy un vampiro joven, lo sé, pero también se que soy una rareza. Soy un vampiro creado por dos, algo nunca hecho antes. Poseo las características de los Varacolacci y los Strigoii a la vez. Pudo ser capaz de defenderla como hasta ahora, además es cierto que su sangre es adictiva, pero también me da más fuerza que la de cualquier humano. Hacemos un buen dúo.
Ella se acercó hasta donde reposaba Claire dejando su rostro a escasos centímetros y aspiró el aroma de su sangre. No pudo evitar relamerse por lo embriagador que era. Hacia varios milenios que no captaba algo tan apetitoso semejante a su querida Indra. También notó que el latido era ya casi imperceptible. Claire estaba a punto de morir.- Ella no estaba totalmente formada y esto es una pérdida de tiempo. No tiene salvación. Has desperdiciado su sangre.
-¿Qué estás diciendo? Llevo meses drenando completamente a otros humanos tratando de calmar mi ansia por su deliciosa sangre tal y como me aconsejaste, desapareciendo de su lado durante varios días para lograrlo y por culpa de un vampiro no he podido alejarme de ella desde que escapamos y ahora está a punto de morir. La culpa me perseguirá eternamente ¡Ayúdame o dime donde encontrar un medico que la salve!
-¿Y qué les ibas a explicar, que como eres vampiro la has drenado totalmente porque no supiste el modo de parar de comerte la cena? Eso tendría que verlo.
-¡No!- gritó desesperado mientras la acunaba entre sus brazos mientras lágrimas de sangre brotaban de sus mejillas y se unían a las gotas ya existentes en el escote de Claire. Un minuto más tarde alzó en un rápido movimiento vampírico la cabeza como si acabase de entender algo- ¿Cómo sabes tú como se llama el que nos persigue? Nunca te dije su nombre.
-Ya me cansé de esta comedia… Conozco a Lucien y también a Natasha. Ella era uno de mis maestros en el nuevo mundo. Lucien me comentó lo que pasó cuando te convirtieron y sus sospechas de que esa humana era algo especial. Le envié a espiarte y el idiota lo hizo pero solo para vengarse de ti por matar a su compañera. Así que viendo que no entraba en razón decidí hacerme pasar por una gitana sabedora de los vampiros, para poder localizar donde vivías con ella. Debo felicitarte por haberla mantenido tan bien escondida, fue difícil dar con vuestra casa. Todo lo que me explicaste sobre vuestra relación me hizo pensar en que ella podía ser como mi Indra. Quiero sentir ese poder corriendo otra vez por mis venas. Ya no podré retenerla para poder alimentarme mientras durase su estúpida vida gracias a tu falta de control. Dámela antes de que termine de morir, por lo menos podré conseguir un poco de ella y quizás te perdone la vida.- Sin esperar a su reacción la arrancó de sus brazos en un rápido movimiento y en un parpadeo estaba a varios metros de distancia. Dejó que sus colmillos descendiesen y se dispuso a drenar la sangre que le quedaba. Claire dio un mudo gemido de dolor antes de quedar laxa entre sus brazos mientras Constantin la miraba horrorizado. Cuando hubo acabado Kareemah alzó su rostro al cielo con la boca cubierta de sangre y exclamó de placer al sentir la magia de la sangre corriendo por ella. Después dejó caer el cuerpo a sus pies como si no fuese más que un simple trapo y lo encaró.- ¿Sorprendido? Ella era una Mediadora en potencia, no estaba cambiada totalmente para tener sus poderes a plena potencia. He estado aguantando tus molestas quejas sobre tu monstruosidad intentando que la acercaras a mí, pero tenías que ser testarudo y mantenerla en secreto. Al final solo conseguí un pequeño bocado. Tantas noches aparentando ser una zíngara que iba a ayudar al joven vampiro a volver a ser humano… sorpresa, no puedes volver a ser humano. Supéralo de una vez.
Con un rugido de rabia se abalanzó sobre ella y consiguió darle un puñetazo en la cara. Si hubiese sido humana tendría la mandíbula rota. Fue a por un segundo golpe pero ella ya estaba en guardia y lo cogió por el cuello alzándolo en vilo.- No sabes con quién te enfrentas pequeño renacido. Soy la Riath Kareemah del nuevo continente, hija del Nilo, devota de Osiris, señor de los muertos. Por mucha sangre de una medio Mediadora que hayas podido tomar nunca tendrás la suficiente para derrotarme, te llevo muchos milenios de no vida de diferencia.
-No me asustas, termina conmigo de una vez y podré descansar.-su voz era entrecortada por el agarre de la mano sobre su cuello. No necesitaba respirar, pero su garganta estaba siendo estirada en una postura imposible.
Ella estudió su cara en busca de su miedo. Cuando un vampiro es joven no sabe enmascarar sus emociones y son fáciles de leer. Pero ella no vio lo que esperaba, él realmente quería morir. Lo depositó en el suelo y puso sus manos en las caderas para explicarle- Aunque no lo creas Natasha y Lucien te hicieron un precioso regalo. Mucha gente daría todo por la vida eterna que tú tienes. Eres valiente, podrías ser un buen señor para las tierras del nuevo mundo, hay mucho que conquistar. Te voy a dar la oportunidad de servirme a mí fielmente, tendrás una posición alta en nuestra política vampira manejando los terrenos que le pertenecían.
-No podría, como tú has señalado solo los más fuertes acceden a esas posiciones. Termina conmigo de una vez.
Un destello rojo de ira cruzó su mirada, nadie le negaba nada- No me hagas enfadar renacido. Sé a que te dedicabas antes de morir, serás bueno para aquellas tierras. Lo único que necesito es tu lealtad, algo que escasea cuando siempre hay algún traidor detrás deseoso de ocupar mi puesto, cosa que ninguno ha conseguido. Eres una cosa bonita de ver, yo podría quedarme personalmente algún tiempo contigo para enseñarte a manejar todo y quizás podría tenerte en mi cama. Serías mi favorito y nadie te retaría. Además, nadie tiene que saber cómo la suerte jugó de tu parte para derrotar a Natasha, así todos te temerían lo suficiente para respetarte aun siendo joven.- le tendió una mano- si decides que sí, agárrate a mí y nos pondremos en marcha. Tienes toda la eternidad para aprender a controlar tu sed y debo decirte que si apareció una Mediadora en la Tierra es porque será necesaria en años venideros así que no sufras, la Naturaleza se provee de todo lo que necesita para mantener el equilibrio, un nuevo Mediador nacerá a su debido tiempo.
-No será ella.
-Créeme Constantin, después de que me pediste que te uniera con un hechizo a ella te eché la buenaventura vi que tu ser estaba ligado a su esencia más allá de este tiempo. Volverás a ver a un Mediador. Y ahora apresúrate. Debemos de llegar a la costa francesa para embarcarnos hacia el nuevo mundo, ya me cansé de tanto aire de superioridad europeo y tengo que escoger un gran barco en el que zarpar. Cuanta más gente mejor para comer sin ser descubiertos.
Pasaron un par de minutos y al final él tomó lo que le daba y se levantó. En esos momentos volvió la neblina. Sabía que estaba tragando sangre pero tenía tal sed que no podía parar y abrir mis ojos. Kareemah seguía zumbando en mi mente intentando hacer que dejara de beber. Conforme el dulce sabor de la sangre de Constantin bajaba por mi cuello comencé a encontrarme mejor. Me sentía como un deportista dopándose con sangre oxigenada. Mi adrenalina zumbaba por cada poro de mi piel. Su sangre fue el mejor reconstituyente que podría conseguir. Ya reconstituida abrí mis ojos. Constantin estaba mirándome con los ojos muy abiertos en una expresión de dolor. Yo fruncí mi ceño y salté hacia una pared para apartarme de él. El bote que dí me asustó, no fue un salto humano, más bien fue un salto muy vampírico. Mis manos temblaban cuando acerqué mis dedos temblorosos a mi dolorida boca. Una yema se pinchó contra una afilada punta saliente. Ahora tenía además de mis ojos rojos un par de diminutos colmillos como herencia.
-¿Qué me has hecho?- medio pregunté, medio grité con horror.- ¡Me convertiste!
-No, no… no lo sé. Solo quise que te recuperaras. No te siento como un vampiro si eso es lo que piensas que eres ahora. Hueles como uno, pero no eres uno. No sé cómo lo sé exactamente, pero sé que hueles a más cosas.
Fui hacia él en un borrón y lo empujé contra el muro con tanta fuerza que un nuevo agujero se abrió. Esta vez pude ver que la siguiente habitación en el maldito sótano estaba ocupada por Kareemah. Tenía montones de cadenas de plata alrededor de su cuerpo. Su piel pálida era ahora casi translucida y tenía una via en su brazo por donde le estaban sacando su sangre. Unas quemaduras en forma de cruz en una de sus mejillas y en un brazo daban constancia de que había sido torturada. Volví de nuevo mi atención al maldito vampiro frente a mí y me acerqué lo suficiente como para que mi aliento entibiase la punta de su nariz mientras siseaba al intentar hablar con mi nueva dentadura.- La drenaste, la hechizaste para asegurarte que solo te quería a ti, sabías quien era ella porque te lo explicó tu Riath, ¿y ahora intentas transformarme?
-Te juro que no tenía intención de nada, solo quería salvarte. Si has visto lo que pasó con Claire sabrás que no quiero perderte a ti tampoco. Me arrepiento de lo que le hice a ella, pero te juro que contigo no he intentado nada. La atracción y el amor que nos profesamos es pura.
Odiaba admitir que sí tenía sentimientos hacia él, hacia ese hombre que era capaz de manipular con tal de mantenerte a su lado. Ya no estaba segura de si mis sentimientos eran reales o no-¿Amor? ¿Qué coño sabes tú lo que es el amor? Amor es cuando uno acepta a otro libremente, sin coacciones. No me convertirás en una marioneta como hiciste con Claire. ¡No soy Claire!
-Si pudiese mover las manos te juro que te aplaudiría, Constantin. Hiciste una desgracia con aquella Mediadora y te acabas de joder la oportunidad con esta. Debo decir que te tengo lástima, puesto que tal y como te dije tu vida iba a estar unida a ella.- pese a estar sufriendo un infierno de dolor con las cadenas Kareemah sonreía al decirlo.- Un Mediador es como un juez de lo sobrenatural, su fuerza reside en que maneja un numeroso grupo de poderes sobrenaturales, pero para ello necesita estar unido a gente que porte esos poderes. He intentado que me deje entrar en ese distinguido grupo porque todos se benefician de esa unión, todos adquieren fuerza. Pero tú eliminaste esa posibilidad cuando le diste tu protección en la mansión. Ella despertó su esencia Mediadora y adquirió de ti tu necesidad de sangre, pero no la de cualquiera. Necesita exclusivamente tu sangre.
-¿Qué cojones dices y tú cómo sabes eso?
-¿No lo entiendes Evelyn? ¿No te has sentido más débil hasta el punto de desfallecer? Por la expresión de tu cara ya lo has sufrido. Eso era tu falta de su sangre. No sé cada cuanto la necesitarás, pero créeme, tendrás que obtenerla aunque no quieras. Te mentí. Cuando mi Indra estaba en su lecho muy débil traté de darle mi sangre y convertirla. Sus poderes como Mediadora surgieron y se estabilizó. Pero ella no aceptó tener que necesitar mi sangre como alimento, ella al final se suicidó.
Giré mi rostro surcado en lágrimas hacia Constantin y le dije solo dos palabras- Te odio.

2 comentarios:

  1. Que mas ?????????????????
    Como me dejas asi??????????????
    Ahhh no me gusta esperar!!!!!
    Sorry me alucino

    Saludos:P

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  2. ya quiero leer el proximo capitulo!! la verdad que cada vez que publicas un cap siempre tengo ganas de leer el siguienteee, ¿qué pasara entre ellos dos? hahaha ... y sobre las fotos, las encontre de casualidad y las decidí publicar porque me parecieron demasiado cute!! un abrazoteee!!

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