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viernes, 3 de junio de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 35: Piezas encajando

Jacob me pidió que le dejase escoger la comida esperando impresionarme con algo bueno y yo acepté. Sin usar la carta pidió directamente dos menús del número veinticinco, una jarra de cerveza para él y yo pedí una cola. Me miró todo sonrisa tras decirle al camarero que no olvidase traer un extra de la salsa que acompañaba al plato. Mirándolo minuciosamente, Jacob podría ser un buen partido si le quitásemos algo de músculo -en exceso es demasiado para mi gusto-, suavizásemos su mirada asesina y tuviese algo más de cerebro. La sonrisa estaba bien ¿Cómo se puede ser tan radical y extremista? ¿Para qué me pregunto?… solo hay que mirar a los fanáticos del futbol y te haces la misma cuestión. De todas formas no entraría a formar parte dentro de mi vida, bastante enredada y sobrenaturalizada estaba ya con un vampiro y un panther merodeándola. Solo quería decir que si le modificabas un par de aspectos podría llegar a ser incluso agradable. En fin… trataré de disfrutar como pueda del almuerzo hasta que pueda escapar al aseo. Las bebidas llegaron enseguida y di un buen sorbo a mi cola. Me preguntó por qué no me había quitados las gafas al entrar en el local y me excusé diciéndole que como estaba cansada y me dolían los ojos era mejor que los descansase tras un cristal que oscureciese un poco mi visión. Pensé en algo inteligente que decir que desviase la atención de mí.
Traté de hacer un cumplido sobre la decoración del local con bastante esfuerzo por mi parte. Decir que un puñado de animales disecados en actitud agresiva es magnífico estaba fuera de posibilidad en mí, soy amante de los animales. Probé a decir algo bastante similar sin llegar a un gran elogio. Si no hubiese estudiado periodismo mi segunda opción hubiese sido biología o quizás incluso me habría apuntado a alguna ONG como WWF o Green Peace. Mi yaya me dijo que podría hacerlo siempre que terminara mi carrera universitaria y no pusiese en mi lista de animales en peligro de extinción a los vampiros. Las cosas de mi abuela… los vampiros saben defenderse lo suficiente como para no pertenecer a ese grupo.
Jacob no notó nada raro en mi comentario y me explicó orgulloso que todos habían sido cazados por los miembros de la iglesia de Kern, les pareció divertido practicar con ellos para un futuro enfrentamiento con los vampiros.
-Si, parece divertido,- falseé- pero el armamento de caza poco podría hacer con uno de ellos, son inmunes además de mucho más rápidos.
-¿Estás diciendo que sabes eso porque te has enfrentado a una sanguijuela de esas? ¿Una cosita tan dulce y caliente como tú? Wow! Yo sabía que tú tenías que tener las mismas ideas que nosotros, si no nunca te hubiese visto en el “Sol en la Noche”, pero como nunca te he visto en as reuniones no estaba seguro. ¿Quizás no eres de Chicago?
“¡Alerta Eve, nada de dar datos de ti que puedan perjudicar a yaya!”- Mmm… bueno si, quiero decir, que no soy de Chicago, soy de Louisiana- eso era cercano, pero no totalmente, decir Louisiana no era concretar.
-¡Caray, yo estudié en la Universidad de Tulane! ¡Menuda coincidencia! Yo hice mis estudios en la Escuela de Ciencia y Tecnología, además de jugar con los Green Wave en el equipo de fútbol americano. ¿Y tú?
¡Joder! Casi podía haberlo conocido antes de toda esta mierda… la alarma sobre poder decir algo que no debiese me hizo despertar un poco de mi cansancio y ponerme algo más alerta- ¿Yo? Sociales… y no estuve en ningún equipo. – busqué en las paredes algo que me hiciese cambiar de tema ¿Quizás un escudo de piedra grabado en el techo lo consiguiese?- ¡Uy, que escudo más hermoso!
El camarero llegó en ese momento con los menús, un par de bandejas de carne variada asada en barbacoa acompañada con vegetales adobados también a la brasa, algo de ensalada de lechuga y un cuenco grande de una salsa oscura muy brillante en la que estaba hundido un pincel de mediana anchura. Olía de maravilla y mi estómago cobró vida de nuevo. Me puse roja porque él seguramente había escuchado mi estómago y pedí disculpas.
-¡Oh no, por favor! Eso quiere decir que acerté con lo que pedí, es mi menú favorito. Permíteme darle al tuyo el toque que lo convertirá en ambrosía para tu paladar.
Tomó el cuenco con la salsa y deslizó el pincel impregnado sobre la carne dando ligeros movimientos horizontales con un pequeño gesto de su muñeca. La carne adquirió el tono melado brillante de la salsa y yo no podía dejar de mirar cómo su mano maniobraba sobre los alimentos. Parecía estar hipnotizada por el vaivén o quizás era ese maldito cansancio… Trinché los filetes y mastiqué pausadamente. Mis ojos se pusieron blancos por el exquisito sabor. La salsa era casera, con un toque especiado ligeramente ahumado típico en las salsas barbacoa, solo que mucho mejor. Jacob miraba fascinado mi rostro orgulloso de mi reacción. Mientras comía preferí no intentar ir hacia el aseo. En el momento que contactase con Donovan iba a poner pies en polvorosa de allí y esos manjares eran algo digno de que la noticia esperara. Total, ¿qué podían suponer unos minutos más o menos cuando eres un amante de lo culinario? Además, el discurso no era hasta dentro de unas tres horas, justo cuando anocheciese y los vampiros pudiesen también opinar.
Durante la comida Jacob reanudó la conversación justo donde la dejamos, en el momento en que yo pregunté por aquella piedra grabada con forma de escudo. A mí ya me daba igual, estaba disfrutando de aquellos manjares e intentando no pensar en otra cosa. Por una vez desde hacía tres o cuatro semanas mi vida estaba teniendo un momento normal, sin ninguna cosa sobrenatural o peligrosa a mi vista. Él quería impresionarme, así que me explicó que aquella piedra la había mandado tallar el reverendo con el símbolo de su grupo, El Rayo de Sol. Aunque eran una comunidad muy reciente formada justo cuando los vampiros expusieron su existencia eran ya un grupo muy numeroso seguido por todos aquellos que consideraban a los vampiros abominaciones del demonio. La talla estaba compuesta por un paisaje montañoso en el fondo, con un enorme sol ocupando la mayoría de ella con prominentes filigranas formando los radiantes solares. Desde el más perpendicular se deslizaba un águila imperial que portaba entre sus garras un símbolo religioso y un corazón estacado. Era todo simbólico, el águila los representaba a ellos como cazadores, el sol era el toque divino que los ayudaba a conseguirlo y el corazón estacado no creo que tenga que explicar qué simbolizaba. ¿Necesitaba más pruebas para explicar a Matt donde me hallaba? No, con eso bastaba.
Jacob me explicó con qué materiales fue construido el escudo. Era una aleación preparada por el gracias a sus conocimientos en química. Daba datos y nombres de elementos con gran profesionalidad. Era un experto en química que tenía la apariencia de un musculitos sin cerebro. ¿Dónde había metido la bata blanca, las gafas de cristal gordo reparadas con aislante y la calculadora científica de bolsillo? No, en serio, alguien que hablaba así por lo general era un flacucho con esas pintas según los estándares de las pelis universitarias y Jacob no encajaba.
Terminamos la comida y tocaba elegir postre. Dudé entre tarta de queso con arándanos o un trozo de Selva Negra acompañado con café expreso. Para lo que a mí me gustaba el dulce estaba poco antojosa, solo quería irme a descansar, ya no podía más. Mis párpados amenazaban con cerrarse y declararse en huelga por unas horas. Tomé un sorbo del café y cogí mi bolso haciendo ademán de levantarme. Jacob me dijo que me quedara un rato más.
-En serio Jacob, no puedo más. Tengo que irme a descansar. Mis párpados no aguantan más y todavía tengo que conducir hasta casa. Voy al aseo para refrescarme un poco y conseguir despertar, por lo menos hasta que llegue a casa.
-Podría llevarte a tu casa si quieres. Después de que todo se solucione esta noche quizás quieras que retomemos este almuerzo, ¿quedar para salir? Eres una chica bonita con grandes ideales.
Puaj, si tan solo supiera… Si estuviese todavía en la uni y mis amigas hubiesen visto que he tenido a tres hombres pidiéndome salir en menos de un mes, – sin importar que dos no sean humanos-ellas alucinarían y me harían popular por algo más que mi mal vocabulario. Tuve dos rollos oficiales, pero de poco tiempo y en diferentes años. Nunca me sentí realmente hermosa, solo normal. O en Chicago tienen puesto el listón más bajo que en otros sitios o realmente he sido un diamante en bruto recién descubierto.
-Gracias, pero es mejor que me lleve el coche. ¿Y si después de un rato de descanso me siento lo bastante bien como para ir a ver lo que hacéis frente a Starch? Necesitaré un vehiculo para llegar.- y sonreí lo mejor que pude.
-Tienes razón, estaré lo bastante ocupado como para no poder ir a buscarte.
Con ese problema resuelto me fui al aseo. Era muy bonito, en estilo rustico y olía a limpio. Tras mojarme ligeramente la nuca en el lavabo me metí en uno de los retretes para hablar con más intimidad. Llamé a casa pero nadie contestó. Al quinto beep saltó el contestador con la voz de Mina pidiendo dejar mensaje si era importante. Me extrañó sabiendo que ellos debían de estar allí en casa.- Mina soy yo. Estuve almorzando en el restaurante “La Ermita” Ya te explicaré. Voy para casa.-colgué. Algo no iba bien, lo sentía en mi interior. Pensé en llamar a Matt al trabajo, solo por si acaso. Como en este teléfono no tenía el número grabado llamé a emergencias. Otro maldito contestador… “Por favor si es una emergencia manténgase a la espera, si es una broma sepa que tenemos localizada su llamada Biip” -unos segundos- “Por favor, diga claramente y despacio con qué departamento policial quiere contactar Biip” Chicago, distrito 54- otros segundos- “Por favor diga claramente y despacio con qué departamento desea contactar Biip”- Criminología. “Un momento por favor, en breve será atendida por un oficial” y comenzó a sonar una molesta música ambiental.
-¡Malditos contestadores!
-Criminología, aquí Dyckson.
-Hola, soy Evelynn Tunner, ¿llegó ya Matthew Donovan?
-Si, llegó hace una hora, pero ahora no se puede poner al teléfono, estamos reunidos en la sala de operaciones. A mí me conseguiste por casualidad porque fui a cargar la cafetera, va a ser una tarde y noche movidita y…
-Mira, lo siento pero es muy urgente, dile que he llamado y tengo algo importante que decirle y seguro que cogerá el teléfono. Por favor- Agregué para que me hiciera caso.
Hubo una pequeña pausa silenciosa., supongo que Dyckson estaba evaluando qué hacer. Cuando creí que me iba a colgar volví a escucharlo hablar y esperaba buenas noticias. Sin embargo me equivoqué- Sé que tu y Matt tienen que tener algo juntos porque vi la cara que puso cuando hablaba de ti sobre el caso del Bites and Dreams, pero eso no te da derecho a llamarlo al trabajo cuando te plazca. Ahora mismo estamos metidos en algo gordo y no tiene tiempo de romances, ¿lo captas?
Si no fuera porque casi me estaba derrumbando al suelo con las piernas flaqueándome le hubiese gritado con más fuerza que en un partido de fútbol. Además, no quería que me escuchasen en el restaurante y alertar a Jacob. Conseguir reunir suficiente aire como para soltar lo primero que me vino a la cabeza sin gritar demasiado- ¡Mira pedazo de idiota, no estoy llamando para concertar una cita amorosa!, estoy llamando porque tengo información que puede ayudar con lo que va a pasar esta noche. He encontrado la sede…
¡Plaf! La puerta se abrió de un portazo haciendo que yo me chocara con la pared justo enfrente de mí. Como apenas había distancia el impacto me dio de lleno y mi nariz comenzó a gotear sangre. Temí habérmela partido. ¡Qué cojones de dolor…! El teléfono había abandonado mi mano y milagrosamente estaba todavía entero a un lado de la taza del wc. Escuché la voz de Dyckson gritando por él.
-¡Evelynn!, ¿que está pasando? ¿Dónde estás?
Todo en espacio de un segundo. No había tenido tiempo de ver quién me había empujado, mi nariz era un reguero de sangre, Dyskson trataba de que le dijese donde estaba y yo tenía décimas de segundo para agarrar el teléfono y decir mi ubicación, tomar mi arma de debajo de mi chaqueta y conseguir un milagro para derribar a quien fuese. Comencé mi giro moviendo ambas manos para hacer mi plan realidad y recibí un puñetazo que me dejó medio inconsciente en el suelo. Si hubiese estado con toda mi energía las posibilidades hubiesen sido de una a una, con mi debilidad acuciada fueron solo de una a cien. Vi una pierna pisoteando mi teléfono con el talón de su zapato y supe inmediatamente quién era, el camarero del restaurante.
-¡Sabía que eras una zorra que tramaba algo! ¡Jacob, mira lo que tu amiguita trataba de hacer, estaba llamando por teléfono a la poli!
Jacob llegó enseguida y miró la escena, seguidamente me dio una patada en la boca del estómago y vomité todo lo que había comido. Gracias al cielo que pude torcer el cuello un poco y le puse perdido los zapatos al camarero, él me lanzó una maldición ¡Un pequeño tanto para mí! Limpié mi boca con el dorso de la mano con la poca energía que me quedaba y sonreí con una desfigurada mueca. -Sabía que no era bueno venir a comer aquí, mal ambiente que te hace vomitar…- dije en medio de una tos y eso me valió otra patada por parte de él.
Jacob me alzó sujetándome por la chaqueta y mi arma asomó. El otro no tardó mucho en quitármela y registrarme hallando también mis cuchillos en las muñequeras. Al tirar de las tiras para sacármelas vieron la mordedura que Constantin me hizo para marcarme. Anteriormente había estado sanando con rapidez pero su marca no se había borrado del todo, quizás porque era eso, precisamente una marca. Jacob estaba rojo de ira.
-¡Eres una puta de los vampiros!- y me abofeteó en zigzag cruzándome la cara en los dos sentidos. Si tan solo pudiera alzar mis manos y devolverle una… pero ya no podía, me estaba desmayando.- Y pensar que me había fijado en ti. Bien, ya que te gusta tanto follar con fiambres no te opondrás a que otros jueguen contigo. Cuando hayamos conseguido nuestro objetivo esta noche servirás para la diversión de los miembros del Rayo de Sol. Esta noche habrá un cambio importante sobre la opinión de los ciudadanos y ganaremos.
-¿Qué vas a hacer con ella?- preguntó con unos ojos hambrientos el camarero.
-Déjame hacer Bob. Por ahora debemos centrarnos en lo de esta noche, así que la voy a ocultar abajo, en el sótano de los monstruos. Ella va a ser el culmen de nuestra fiesta post-victoria.
-¿Y qué crees que dirá Kern cuando se entere? Quizás no le agrade que hagas esto sin su permiso.
-Créeme, cuando le cuente a Kern sobre ella, pedirá ser el primero en joderla. El hijo de puta tiene unos gustos retorcidos y la dejará mansa para el resto. Cuando terminemos parecerá que ha montado a caballo por días.- Bob se rió y se fue a la barra como si nada. Entonces Jacob volvió a prestarme atención, me tiró al suelo sin ningún miramiento y me volvió a patear. Después me ató las manos por delante con una cuerda que le había traído Bob y me llevó a rastras fuera de los aseos. Como cuando entré allí el local seguía vacío sin clientela, así que no tuvo que ocultarme mientras me llevaba a rastras por la cocina hasta el almacén. Los empleados nos vieron pasar y ni se inmutaron ¿Cuántas veces podrían haber visto algo como esto? Pasamos el almacén de bebidas hasta el fondo. Jacob separó un congelador de la pared y una entrada secreta a algún sitio, una especie de sótano, estaba bajo él.
Mientras el desarmaba la cerradura conseguí llegar a los único que no habían encontrado. Mis cuchillos en los tobillos. Para lo fanfarrón que era Bob no había sido muy minucioso escrutando donde podía llevar armas. En lugar de eso se había entretenido bastante sobre mis pechos. Le de3bía una a ese maldito. Antes de que Jacob volviera a cogerme para bajar metí el cuchillo entre mi atadura intentando que no se viese.
La cabeza me dio vueltas cuando me cargó sobre un hombro y tuve que esperar a recuperar el sentido del equilibrio y casi a estar abajo para poder sacarlo de entre mis manos. Jacob encendió el interruptor de la luz y comprobé que aquello era otro almacén, pero muy distinto a un almacén de bar. Olía a humedad y hacía frío. Estaba lleno de artilugios para el combate y posters o pancartas con símbolos religiosos exigiendo muerte para las bestias. Armas, escopetas, espadas y estacas cuidadosamente encerradas en vitrinas de cristal extra-resistente que sospechaba debían de ser de alguna aleación especial. Las estacas llamaron mi atención, eran iguales a las que vi en el video sobre el asesinato del hotel de Dinescu. Y entonces recordé que también las había visto en otro sitio. Fue cuando me crucé con Jacob cuando salí a correr y vi algo caerse de una mochila. Él había dicho que estaba mudando algunas cosas de sitio, entonces debía referirse a que estaban cambiando la sede de la organización. Estábamos pasando un amplio pasillo lleno de puertas y debía de reaccionar antes de que perdiese la consciencia del todo. Arremetí con la navaja en su brazo rasgando su ropa y farfulló una maldición mientras me tiraba como si fuese un saco de patatas en el suelo. Me cogió del cuello y pude ver que tenía un tatuaje de un águila idéntico al del escudo sobre su antebrazo. Además era el mismo tatuaje del asesino del vídeo, las garras coincidían y no me había percatado hasta ahora. Jacob era el cabecilla del asesinato en el Bites and Dreams.
Volvió a sacudirme dejándome inconsciente totalmente y ya no pude hacer nada por mi vida.
¿De qué sirven tantos poderes si la energía me abandona en el peor momento? Soy una mierda de Mediadora.

1 comentario:

  1. me encanta!!! no puedo decir mas... me encanta.. adoro a Evelyn!! para cuando otro capi?? imagino ke ya pronto no?? lo siento.. soy muy impaciente :P

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