Aviso:

Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...

MIS OBRAS

Algunas personas ayudan a compartir las historias que gente como yo realizamos, poniendo los enlaces de descarga en sus propios blogs. Si eres uno de ellos, por favor, recuerda siempre añadir quien es el autor de la obra.
Gracias!

viernes, 9 de diciembre de 2011

La Danse des Vampires, Capitulo 3

Tara y yo estuvimos hablando sin parar de su tema favorito desde hacía algún tiempo, despotricar sobre Jake. Más bien ella era la que despotricaba. Ella trataba de convencerme de que él era un egoísta y yo trataba de endulzar excusas que le hicieran cambiar de opinión. Yo sabía de sobra que Jake la quería con locura pero necesitaba también tomar la carrera profesional que amaba con la misma intensidad.
 -Vamos Tara, dale un respiro. El pobre hace malabares para cuadrar su horario. Siempre tiene un huequito para ti. Por muy pequeñito que sea- agregué antes de que ella dijese alguna frase sobre el aprovechamiento del tiempo- siempre es mejor que no poder verse, ¿no?
 Ella se levantó de un salto. Sus botas de combate tronaron cuando apoyó completamente los dos pies, alisó su falda plisada negra con fuerza, -una cosa inútil al ser una falda con bastante vuelo y al instante estaba otra vez elevada- recolocó su corsé púrpura y se atusó un mechón rosado de su flequillo que se había torcido al agitar la cabeza.- Está bien. Yo vengo aquí a desahogar mi pena con la que considero mi mejor amiga y ella se alía con el enemigo.
 -Jake no es tu enemigo, es tu novio. Si sigues pensando así nunca lograrás solucionar nada. Búscate alguna afición para tu tiempo libre mientras él entrena. Déjale que termine la temporada de rugby. Si tiene suerte los patrocinadores podrán verle jugar como él sabe y tendrá una oportunidad de dedicarse a jugar profesionalmente. Luego todo será miel sobre hojuelas. Ya verás.
 Tara volvió a tirarse en el sillón hundida. El mechón rosa de cabello volvió a estar torcido pero esta vez no le hizo caso.- Si yo lo sé, sé que para ser profesional él necesita entrenar a diario. Pero es muy duro Kat. La primera vez que salimos juntos rompimos por esto mismo, por no poder vernos por culpa del rugby. No quiero que se repita la historia. Además, ¿y si no lo consigue? ¿y si los patrocinadores no lo consideran para jugar en la liga profesional? Él estará hundido y continuará intentándolo hasta que pase la edad límite, y nosotros nos habremos visto tanto como hasta ahora, yo sentada en las gradas durante el entrenamiento y luego quince minutos mientras me acompaña a casa y se despide, además de un par de horas cada día del fin de semana. Eso no es un noviazgo Kat.
 Inspiré lentamente, estiré una pierna y encogí la otra, arqueé mi espalda echando la cabeza hacia atrás y apoyé la parte exterior de mi mano derecha sobre mi frente mientras dejaba mis dedos abiertos. Elevé mi cara y cerré mis ojos. Una débil voz rota por el dolor acompañó mi pose.- ¡Oh, la heroína de corazón de acero comienza a resquebrajarse! ¿Quién más podría pasar por ese pequeño trance de amargura sin sentir compasión por ella? El gran mafioso ha puesto sus garras en un nuevo asalto al banco central y no podrá escucharla cantar en el cabaret de la esquina. –me levanté y apunté un dedo a su cara asombrada. Mi voz ahora en un tono profundo- Solo le queda una solución: unirse a él en el asalto y después… ¡él la escuchará cantar en el cabaret mientras cuenta su botín! Terminé tatareando y haciendo una rotación completa con las manos pegadas a mi cadera y los dedos elevados imitando el baile Charleston.
 -¿Qué demonios haces?- me dijo entre risas.
 -Bueeeeno… como te he estado intentando aconsejar y no me hacías caso pensé en hacerte una representación estilo años 20 para decirte lo mismo y de paso practicar para el teatro. Me ha faltado la peluca de corte Coco Chanel pero al menos he conseguido que sonrías.
 -¡Jake no es ningún mafioso Kat!
 -¿No te he contado que gracias a mi súper oído vampírico sé cómo consigue atrapar tanto el balón? Cuando están todos en posición él les susurra: ¡Pasádmelo a mí o moriréis en el río con los “zapatos de cemento”!- estallamos en risas.
 Tara alabó cómo había mejorado mi capacidad de interpretación. Cuando comencé a actuar estaba siempre muy nerviosa y me perdía en mitad de la escena. Olvidaba las frases o me quedaba congelada. La única vez que todo había salido perfecto fue aquella noche en el estreno del Teatre des Vampires cuando bajé las enormes escaleras con el disfraz que me había traído Dominique. Realmente no estaba en la actuación, acababa de pasar por el cambio a vampiro y todos creían que no lo había conseguido. Mi novio también lo creía y pese a todo le dijeron que el espectáculo debía continuar. No se me olvidará nunca su rostro cuando me vio aparecer, una mezcla de alegría y sorpresa, un ligero temblor en su mandíbula y una mirada de adoración increíble. Tan extasiado estaba que no se había dado cuenta de que se había quedado parado y lo ayudé gracias a una frase que salió de mi boca sin pensar. Me metí en un papel que iba bien a la obra y Dominique continuó mi argumento. Simplemente perfecto. Luego nada volvió a ser igual. Antoine se empeñó inmotivarme para actuar. Según él toda la familia debía interpretar algún papel y yo no podía ser menos. Cuando empecé a asistir a los ensayos comenzó mi frustración por mi bloqueo ante la idea de actuar ante el público. Solo he mejorado gracias al cariño y comprensión de Dominique. Si me equivoco él me secunda la frase aunque no sea la adecuada y luego busca el modo de retomar por donde pertenecía. El estar pensando en él me hizo sonreír como una boba cuando noté una caricia de lo más sensual recorriéndome la espalda. Cuando tiene una reunión con Antoine y Veronique procuro no pensar en él porque siempre se trata de asuntos importantes y no quiero importunarle. Pero a veces no lo consigo y sin poder evitarlo mi mente toca la suya sutilmente. Mi sonrisa fue mayor cuando sentí cosquillas al final de mi espalda.
 -Kat, ¿Dónde está tu mente?
 -Pensaba en Dominique.
 -¡Oh vamos, qué novedad! Solo hay que ver tu cara para saber donde está tu mente. Ya me lo había imaginado.
 “Mon doux cœur, ya regreso”.Me dijo mentalmente. Me extrañó su voz algo triste y seria. Sonreí a Tara pues hasta que no supiese que pasaba no quería que me viese preocupada. La interpretación también ayuda cuando se trata de ocultar sentimientos.- Tú ya sabes que siempre estoy pensando en él, Tara.
 -Eso es lo que me fastidia. No que tú pienses en él, sino que me pregunto muy a menudo si Jake también pensará en mí cuando no estamos juntos. Kat, vosotros os veis todo el día, yo apenas veinte minutos. Así no se puede conservar el amor.
 -Estás muy negativa hoy, ¿eh? Mira, haremos una cosa. Sabes que no soy partidaria de utilizar la habilidad mental porque lo considero una invasión a la intimidad de los demás. Pero si de verdad necesitas saber cuales son sus sentimientos echaré un vistazo a la mente de Jake. Aunque pienso que no sería correcto haría eso por ti. Intenta aclarar primero lo que piensas con él y si en unos días no te dice nada lo haré.
 -Gracias Kat. Tener una amiga vampira es algo increíble. Saber que harías algo así por mí aunque te duela la cabeza al hacerlo es lo máximo.- Me abrazó con todas sus fuerzas y casi llora de alegría. Digo casi porque entraron Antoine, Veronique y Dominique en ese momento y ella se controló. A Tara no le gusta mostrar su vulnerabilidad.
 -¿Celebrando algo mon chère?
 -No Antoine, son cosas de chicas.- dije mientras Tara recogía sus cosas para irse. Llevábamos un par de horas hablando. El tiempo vuela entre amigas. Ella se despidió de todos y esperé hasta que sentí la puerta exterior cerrarse.- ¿Y ahora podéis decirme que está pasando? Noté a Dominique algo inquieto hace un momento.
 Veronique suspiró- L’amour… nada se puede ocultar entre les amoureux.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Historia no olvidada, La Danse des vampires

Necesité de un poco de espacio propio, de un tiempo personal por cuestiones especiales. No amigas, no he dejado de pensar en el blog y mi mente sigue trabajando en mil historias que algún día tendrán forma aquí. Al entrar en el blog he tenido la grata sorpresa de saber que ya hay 51 seguidoras. Mil gracias a quienes continúan siendo fieles y mil gracias a las nuevas agregadas. Escribiendo ya sobre el tema que pertenece al título de la entrada, voy a retomar la historia que empecé a la vez que la primera parte de la mediadora, La Danse des Vampires. La dejé apartada para poder centrarme en la historia que más estaba gustando y sobre todo porque pensé que sería menos lioso de seguir un solo tipo de historia a la vez. Aquí no veréis capitulo nuevo, solo es una recopilación de los dos primeros que ya escribí para que sirva para recordar sobre qué trataba. En cuanto tenga listo el siguiente capítulo habrá nueva entrada.
Nuevamente gracias a todas, sois un amor. <3


Capitulo 1



La casa está hoy muy tranquila, para variar. Ningún ruido de tacones recorriendo los pasillos, nadie recitando un trozo de guión… ni siquiera sonaba la orquesta ensayando la música para el espectáculo del fin de semana.
Para aquellos que no sepáis de qué estoy hablando dejadme explicaros: soy una vampira reciente que reside junto a los otros vampiros del clan en una mansión gigantesca donde trabajamos como actores en un maravilloso espectáculo. Fue idea de Antoine, nuestro jefe, y es la mejor manera de obtener nuestro “alimento sin levantar sospechas”, puesto que nadie sabe de nuestra existencia.
El espectáculo se llama “Le Theatre des Vampires” y la gente que viene a vernos piensan que nuestros colmillos son parte del vestuario.”Ilusos, los pobrecitos piensan que vienen sólo a pasar un buen rato y no a darnos de comer”, suele decir Veronique de nuestros espectadores. Veronique es la otra dirigente de nuestro clan. Es un poco frívola para mi gusto y trata siempre de demostrar dureza y racionalidad en todo lo que hace, pero en el fondo se preocupa mucho por el bienestar de todos los miembros de la familia.

Volviendo a lo que estaba, se me hace muy raro no escuchar jaleo. Mi novio vampiro Dominique tampoco está por aquí y tengo hambre. Como tengo sólo dos años desde mi conversión necesito mucho más tiempo de sueño que los demás y como poco. Dominique debe de haberse levantado temprano y no me he enterado, ¡maldito sueño de novata!
Me encanta despertarme y encontrar que él se ha quedado esperando sentado en el borde de la cama a que yo abra mis ojos para darme un bonito beso de buenos días con sus labios ardientes… Se nota que lo echo de menos ¿verdad? Quizás podría probar a conectarme con él telepáticamente y saber donde está. Por norma dejo que sea él el que contacte conmigo porque todavía no lo manejo muy bien y me da dolor de cabeza. Cuando llevo cinco minutos probando a llamarlo y comienzan los primeros pinchazos en mis sienes resoplo, me froto con las yemas de los dedos y al final acabo llamándolo a través del teléfono móvil.
Pensándolo bien creo que voy a pasar de trucos mentales y cogeré el teléfono.

“Biiip, biiiip”-Bonjour mon chère, ¿ya estás levantada ?

La dulce voz afrancesada de Dominique hace que el vello de mis brazos se ponga de punta y me recorra un cosquilleo de arriba a abajo, no lo puedo evitar- Quizás sería mejor decir buenas tardes,- miro el reloj de la mesita para cerciorarme de la hora- pasan cuatro horas del mediodía. Tengo nuevo record, me he levantado casi una hora antes.

-Oui, eso es bueno, vas adaptándote poco a poco.

-¿Dónde estás?

-En el sótano. Antoine salió temprano a hacer una diligencia y me encargó que probara una nueva fórmula para el protector solar. Ahora mismo estaba vertiendo un poco de glicerol extra en la mezcla. El último protector que teníamos dejaba la piel un poco reseca y tirante y con la dosis extra que le estoy poniendo debería solucionarse el problema. ¿Qué opinas?

-No sé… tú eres el que sabe de química y componentes, no yo.

Me soltó una risita suave- Si me hubieses dejado enseñarte lo que sé de química podrías estar ayudándome aquí abajo con la fórmula. Ya sabes, más tiempo juntos…y todo eso.

-Sabes que suspendía química en el insti, todos tus esfuerzos por enseñarme serían en vano. Además, desde que tuve que dejar de estudiar por culpa del sueño no me apetece coger ningún libro y empezar de nuevo a estudiar. Por lo menos hasta que consiga dominarlo no podría.

-Pues entonces no te volveré a insistir hasta que hayas conseguido levantarte más temprano. ¿Necesitas algo más?

-Bueno…- titubeé, seguramente en esos momentos estaba poniéndome colorada como un tomate. Llevaba algo más de dos años con él y todavía me daba vergüenza pedirle algo- la verdad es que sí. Tengo hambre y ya sabes que…

La línea quedó muerta. A los tres segundos de aquello tocaron a la puerta. Corrí a abrir sabiendo quién estaba tras la puerta. Dominique estaba apontocado en el umbral, con un pie cruzado sobre el otro y desabrochándose los dos primeros botones de una ajustada camisa blanca que llevaba sobre unos vaqueros desgastados.

-Servicio de habitaciones, ¿la señorita ha pedido desayuno? – me dice coqueteando.

No se cómo se las apaña, pero se ponga lo que se ponga todo le queda bien. Desde la primera vez que lo vi me encantó su precioso pelo negro como el ébano. Lo llevaba largo hasta la cintura, pero por mi culpa se lo tuvo que cortar y ahora luce un corte de pelo masculino algo más largo de lo normal, como si llevase un par de meses o tres sin recortarlo. Digo que fue por mi culpa porque una vez, estando los dos juntitos en plan romántico, tuve la idea de pedirle una cita a la luz de las velas. Cuando regresábamos al dormitorio para descansar al amanecer, Dominique me sorprendió llenando toda la habitación de velas. Literalmente, los muebles y el suelo estaban llenos de velas encendidas, únicamente había dejado un pequeño pasillo desde la puerta hasta la cama sin nada que entorpeciera. Algunas de las velas estaban puestas en cuencos con aceites aromáticos por lo que el ambiente era propicio para un encuentro de lo más sensual. Pero claro, tuve que llegar yo con mi patosa manaza en el momento más excitante y derramar algo de aceite caliente sobre la cama. Dominique dio un salto hacia atrás para no mancharse y lo que consiguió fue que su pelo prendiera. Suerte de que había un extintor oculto bajo la cama para evitar lo peor, los vampiros ardemos fácilmente en cuestión de segundos. Desde entonces odio ver encendida hasta la chimenea en pleno invierno por mucho que tenga un cristal protector para las chispas que puedan saltar.

En fin, estaba hablando de que Dominique estaba esperándome en el umbral con una magnífica sonrisa picante y desabrochando algún que otro botón… Había llegado mi hora de comer.

Por norma general los vampiros bebemos sangre humana pero yo no puedo, ni siquiera puedo pensar en tomar sangre embolsada traída del hospital. La única vez que lo conseguí fue cuando me llegó la primera hambre. Estaba bañándome en casa y como si mi madre supiese lo que iba a pasar me trajo una botella llena. Mis instintos florecieron y de ese momento sólo recuerdo coger la botella y al siguiente segundo la deposité en el suelo completamente vacía.
La siguiente vez volvieron a traerme una botella llena. El hambre no era ya tan fuerte y acerqué el envase a mi boca con recelo. El aroma me ayudó a no pensarlo y me decidí a tragar. A los pocos instantes comencé a toser y la garganta me ardía. Escupí todo lo que pude y traté de explicar qué me pasaba: la sangre sabía a ajo, seguramente el donante que la dio había comido algo cargado de ajo antes de sacársela. Lo mismo nos pasa con la cebolla y con cualquier alimento que tenga un sabor demasiado fuerte como el ajo y por eso no me he atrevido a tomarla de nuevo.
Estaba debilitándome por días y la única solución que Antoine encontró para mi problema era que debía de alimentarme de un vampiro en vez de un humano porque así la sangre estaría tratada y no notaría sabor alguno. Dominique gruñó al hecho de que Antoine dijera que me alimentara de un vampiro en vez de “aliméntate de tu novio” pero no le di importancia, los celos en su justa medida son buenos.

Dominique por fin dejó su cuello a la vista y tras mi sonrisa se decidió a entrar en nuestro dormitorio, una preciosa habitación de época Luis XVI con algunos toques añadidos por mí después de mudarme a ella. No sé cómo nos la apañamos pero siempre que viene a alimentarme el acto se vuelve de lo más sexual y acabamos liados. Habrá que aprovechar la ocasión, que en un par de horas viene Tara a verme.


Capitulo 2



A las dos horas exactamente yo estaba sentada en uno de los cómodos sofás del salón principal de la mansión esperando a Tara. Dominique había vuelto al sótano para reanudar su trabajo en el laboratorio e iba después a acompañar a Veronique para comprar unos cuantos artículos para la función de más tarde.
Mientras esperaba a que ella llegara me dediqué a leer uno de los libros antiguos de la estantería. Era un libro bastante grande y grueso pero ya lo llevaba más o menos por la mitad. Recién convertida y sin saber apenas nada del mundo vampiro tenía muchísimas preguntas para hacer a Antoine y Dominique. Como hacía muchas, Antoine me mostró el libro que estoy leyendo y me dijo que estaba dedicado a los inicios del vampirismo. Leerlo me distrae bastante cuando no estoy al lado de Dominique.
Aunque estaba bastante concentrada conseguí escuchar a Tara cuando se acercó a la puerta del salón. Más bien debería decir que lo que escuché de ella fue el latir de su corazón bombeando. Es la única persona viva que pisa la casa fuera del horario del espectáculo, aparte de su novio Jake.

-¡Pasa Tara, estoy en el salón!- le avisé.

Tara entró con la cara de sorpresa de siempre- Sigo sin acostumbrarme a que sepas de antemano que estoy llegando.

-A estas alturas no debería sorprenderte, ¿no crees?

Tara es la única persona que sabe lo que somos en la mansión. Es muy perspicaz y comenzó a sospechar por mi culpa, cuando dejó de verme salir de día y mi cara palideció mucho. Lo que la terminó de convencer fue el que me costase dominar mis colmillos para que no asomaran y me trababa al hablar. Se asustó mucho al principio y Dominique la hipnotizó para hacerle olvidar lo que había visto. Una y otra vez volvía a ocurrir y al final mi madre convenció a Antoine para que me permitieran explicárselo, así podía mantener nuestra amistad y a la familia a salvo.

-Tú di lo que quieras, pero a un vampiro no se acostumbra nadie- me dijo bromeando mientras simulaba unos colmillos sobre su boca con los dedos índice.

-¿Dónde está Jake?- Le pregunté, luego me arrepentí de habérselo preguntado. Desde hace unos meses estaban teniendo problemas de pareja y si Tara estaba aquí sola debía ser porque habían tenido otra de sus peleas.

-Ni lo menciones. Ha decidido que se encontraba agobiado por mí, que no le dejo su propio espacio. Lo mismo que pasó cuando estuvimos saliendo la otra vez.

-Tienes que entenderlo, entre las clases, el rugby, tú y las prácticas que está haciendo en la empresa de su padre tiene que estar agobiado de verdad. Yo no aguantaría ese ritmo.

-Tú ahora mismo no aguantas despierta ni siquiera catorce horas del día, y no vas a estudiar por lo menos, así que no te pongas de su parte.- me recriminó sentándose a mi lado.

Levanté mis manos para tratar de frenar su enfado que iba en aumento y me levanté del sofá simulando estar asustada aunque en realidad fui a buscarle un café del carrito que había preparado- ¡Epa! No pagues conmigo tu mal humor, simpática, que sólo estaba haciendo un comentario sobre lo que opino. Como tu amiga te aconsejo que le des un poco de espacio o acabará cansándose.

-¿Y qué quieres que haga? ¿Lo dejo? Podría él también dejar el rugby por ejemplo. De todos modos algún día heredará la empresa de su padre, así que tiene un futuro ya preparado.

-Sabes de sobra que lo que a él le gusta es el rugby y que quiere dedicarse a ello profesionalmente., no lo va a dejar.

-Tú si que tienes suerte. Dominique bebe los vientos por ti y no te deja a sol ni a sombra. Y encima vives con él.

Me preparé uno de mis suculentos capuchinos antes de volver con ella. Hoy definitivamente la visita de Tara parecía uno de esos programas donde te dan consejos sentimentales.- Si, vivimos juntos… ¿y qué? Dominique ahora mismo está en el sótano ocupado y luego va con Veronique a unos recados. Yo estaba aquí leyendo y había quedado contigo, solo las dos. No siempre estamos juntos y eso ayuda a que cuando nos vemos nos apetece más estar juntos y contarnos qué hemos hecho.

-Di lo que quieras, Dominique y Jake no se parecen ni en el carácter.

-Tú no lo has visto cuando saca los colmillos porque está cabreado, si no, no hablarías así.- le dije con una sonrisita mostrando mis colmillos a medio sacar .Me excitaba pensar en los suyos sobresaliendo.

Antoine y mamá entraron en ese momento en el salón. Mamá estaba espectacular con su pelo recogido en una coleta alta y embutida en un costoso vestido de una firma francesa muy conocida. Fue un regalo de Antoine cuando cumplió el primer año de su conversión. Antoine llevaba su pelo rubio largo, ondulado y suelto como siempre. Tenía una carta entre sus manos.

-Hola Kat, ¿Dónde está Dominique?

-Creo que hace un rato que salió con Veronique. No me dijo cuánto tardarían en volver.

-¡Ah chére! Recuerdo que Veronique pensaba comprar nuevos objetos para el atrezzo. Cuando regresen diles que necesito reunirme con ellos.- Dio un beso en la mejilla a mamá y tras despedirse de nosotras se fue del salón.

Pregunté a mamá por qué Antoine no había usado la telepatía para conectar con Dominique y mamá me dijo que tras recibir la carta que llevaba en la mano su rostro mostró preocupación pero que no le había dicho nada a ella. Mamá suponía que quizás él no conseguía concentrarse en la telepatía por culpa de ese problema.
No me quedé conforme con lo que había pasado pero no tenía costumbre de entrometerme en los asuntos de la familia. Yo todavía soy un aprendiz en los asuntos vampiros.
Mamá notó lo pensativa que estaba y para intentar alegrarme comenzó a explicarme las ideas que tenía para la nueva campaña de publicidad del espectáculo de esta temporada. La trama de la obra iba a tratar de la época de los años veinte, donde unos gángsters tramaban un golpe a la mafia local. El argumento lo había diseñado mamá, su excusa era que  las obras de teatro debían de renovarse para no perecer en el aburrimiento del espectador. Antoine y Veronique no querían cambiar la época de sus obras de teatro, amaban los tiempos en los que ellos nacieron, pero mamá supo convencer a Antoine con sus mimos. Lo que hace el amor… y Antoine profesaba mucho hacia mamá, haría cualquier cosa por ella, hasta cambiar el guión de la obra por uno de los años veinte. Por eso Veronique había ido a comprar artículos en una tienda de antigüedades para reformar de nuevo la casa.
Tara se marchó al cabo de una hora porque tenía deberes de clase que hacer. Se fue no sin antes recordarme lo a gusto que yo estaba sin tener que asistir a clase.
Dominique y Veronique regresaron media hora después y tal y como me pidió Antoine los envié a buscarlo a su despacho.

viernes, 28 de octubre de 2011

FELIZ HALLOWEEN!!!

Pasando a desearos a todas un feliz Halloween, que recibáis muchos dulces y trucos.... y también algún que otro trato!!!! XD

martes, 18 de octubre de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo": Historia completa

Como dije en una publicación anterior, hoy había sorpresa. Hace ya tiempo que avisé que quedaban pocos capis. Y como los dos últimos capítulos y el epílogo tenían mucho que ver entre sí no los he publicado por separado. Como es mi costumbre, no publico el final directamente en el blog. Os facilito el enlace de descarga de la historia completa además de ponerlo también enla página de descargas para facilitar que sea posible localizarlo cuando esté enfrascada en nuevos proyectos. Espero que haya gustado. ya tengo la idea de la segunda parte pero primero quiero terminar con la continuación del Teatre des Vampires. Volveré a poner el primer capitulo de La Danse des Vampires en pocos dias para que sea más facil seguir la historia. Besitos para todas!!



Gracias Marijose!!!!!

Marijose desde su blog me hizo este regalo. Tenía una deuda pendiente contigo. me diste estos premios y como he entrado a hurtadillas en mi propio blog ni siquiera pude pasar por el tuyo para darte las gracias. Son unos premios maravillosos y me han emocionado. Hace mucho que no recibía ninguno. Ahora estoy un poco alejada del mundo blogger si quiero cumplir con mi mundo diario, todas mis amigas que tienen un blog tienen mi permiso para darme una colleja jejeje
Una vez más gracias!!!!



Como ultimo asunto pendiente por ahora, deciros que esta tarde, lo más tardar después de hacer la cena de mis peques, estaré publicando sobre La Mediadora. Algunas se llevarán una sorpresa aunque ya lo dije un par de veces. Besitos y Mordiscos para todas!!!!

jueves, 22 de septiembre de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 39: Ganas de Gritar

Constantin trató de alcanzarme elevando su mano ligeramente sobre mi brazo pero yo me retiré hacia atrás. No me lo podía creer… ¿cómo había sido tan estúpida? Él afirmó al principio de conocernos que sabía que yo era una Mediadora, había admitido que mi sangre le atraía más que la de cualquier otro. Kareemah le hizo un conjuro para unirse a Claire a petición suya y supuestamente yo tengo algo que ver con ella, no como descendiente sanguínea sino con su esencia mística, como si fuésemos parientes mágicos. La atracción que yo sentía por él podía no ser real y la había utilizado para acercarse a mí. Todo por culpa de mi maldita sangre. Y encima ahora mi supervivencia dependía de que yo obtuviese la suya… cosa que también sabía que iba a pasar gracias a Kareemah.
-¡No me toques!- siseé, y de mi boca se derramó un pequeño hilo de sangre. Tendré que aprender a usar mis nuevos colmillos.
-Frumos por favor. Lo de Claire no tiene nada que ver contigo, con lo que siento hacia ti desde el mismo momento en que te vi por primera vez. Por Claire solo sentía gratitud por no alejarse de mí al saber lo que yo era. No la amaba. Eso lo comprendí con el tiempo.
-¿Y ahora que me dirás, la típica excusa de “yo era un vampiro joven, no sabía lo que me hacía”? Es una pena que alguien que no tiene ni la quinta parte de vida vivida que tú tenga que enseñarte que todas las acciones que hacemos tienen sus consecuencias. Tú has actuado a sabiendas y por eso yo ahora necesitaré de ti, de tu sangre. No puedes recriminarme por odiarte y no saber si algún día te podré perdonar. Buscaré la forma de que me lo des sin tener que tenerte cerca, pero lo haré cuando hayamos terminado con El Rayo de Sol. Mantente lejos de mí.
La puerta se abrió en un estruendo haciéndose pedazos al instante. Donovan entró hecho una furia. Sus ojos tenían un color ambarino, su cabeza era ligeramente más ancha y felina. Su piel se estaba oscureciendo y sus andares eran sigilosos, como los de un depredador en el momento de la caza. Sus manos iban desapareciendo bajo unas garras. Su nebulosa de poder destellaba en toda clase de rojos e iba creciendo a cada paso.- ¡Apártate de ella, es mía!- No se si eso sonó más a rugido que a humano, pero estoy segura que su rabia lo acompañaba.- ¡Cómo te atreves a intentar cambiarla!
-No intentes mangonearme, were. Yo no sabía que iba a pasar, sólo quería ayudarla a recuperarse. A ti no te debo ninguna explicación más.
-¿Crees que no he escuchado lo que ha dicho ella que has hecho? ¡Nadie toca lo que es mío!
Tras un rugido se abalanzó contra él, Constantin siseó mostrando sus colmillos y se enzarzaron en una pelea monumental. Donovan había completado su transformación en una bella pantera enorme que había desgarrado su ropa durante el cambio. Si la situación no hubiese sido aquella me habría gustado admirar aquella hermosa piel de color negro azulado bordeada por ese aura rojiza. Yo no sabía qué hacer, aquello estaba pasando por mí, por mi culpa. La habitación no era suficientemente grande para que ellos tomasen toda su velocidad natural y eso hacía que la lucha fuese más intensa, un revoltijo de nebulosas roja y azul que se entremezclaban por la velocidad sobrenatural. Si no conseguía separarlos pronto uno de los dos iba a morir y aunque estuviese dolida con Constantin no quería verlo en ese estado. Tampoco se lo deseaba a Matt. Grité todo lo que pude sin conseguir que se fijaran en mí. Miré hacia la puerta intentando que los agentes que acompañaban a Matt hicieran algo. Estaban manteniendo sus armas en posición de disparo pero sin un objetivo bien expuesto era imposible. Les grité pidiendo que hiciesen algo pero ninguno se movió. La comprensión de lo que pasaba llegó a mí de golpe, como si me hubiesen dado una bofetada instantánea: acababan de descubrir que su apreciado sargento Donovan era una pantera. El policía más joven era el único que mantenía el rostro menos impresionado y a él me dirigí.
-¡Por el amor de Dios, haced algo! ¡ Se van a matar!
-No se me ocurre nada, nuestras armas podrían dañar al sargento. Quizás debería probar usted a llamarlos.
-¿Yo?- pregunté extrañada cortando de golpe la letanía de insultos que les dije por no cooperar.
-Esto parece más una pelea típica de hogar que otra cosa, se están peleando por una mujer y creo que es por usted. Si lo intenta quizás consiga más que nosotros.
Mi boca cayó abierta- ¿Me está diciendo que así es como solucionan las peleas cuando llegan a las manos, diciéndole a una mujer que les diga que paren?
-No señora, lo que quiero decir es que creo que harán mas caso de usted que de nosotros. Después de todo, esa pelea se debe a usted ¿no?
Me mordí la lengua para no decirle gilipollas. O el chico tenía miedo de los seres sobrenaturales o la policía no está bien preparada para un ataque real de ellos. Giré mi cabeza hacia la pelea. Matt sangraba por el cuello y Constantin tenía el estómago lleno de arañazos profundos por donde la sangre se deslizaba rápidamente. Si no paraban se iban a matar.
-Por favor, dejad de luchar.- Dije tranquilamente para intentar un llamado a la calma. En realidad yo me estaba ahogando por todo aquel estallido de poder tan cercano. Nada.- ¡No quiero que os peleéis por mí!- nada de nuevo. La rabia por no ser escuchada me dio un impulso de fuerza superior y grité mientras abría mis manos hacia fuera- ¡Parad ahora!
La energía estalló por todo mi cuerpo en mi propia nebulosa verde y descargó desde mis manos hacia fuera sobre ellos. Los dos salieron despedidos en direcciones opuestas. Matt aterrizó cerca de mí y su cuerpo de pantera fue menguando para volver a ser humano entre respiraciones hondas provocadas por el cansancio de la lucha y el cambio rápido. En el momento en el que recuperó su forma un policía se acercó a él con una manta que no supe decir de donde sacó y envolvió su desnudez con cierto recelo. Constantin estaba de pie en la pared opuesta, sus manos y pies pegados al muro, sus colmillos se habían retraído y su mirada estaba falta de emoción o movimiento. Con esa inamovilidad parecía una de esas mariposas que los biólogos conservan en colecciones de insectos. Una sangrienta y pacífica estatua que pese a su belleza no me engañaba porque sabía que era letal.
“Evelynn, ¿qué hiciste? No me puedo mover” Constantin estaba usando nuestra conexión mental y sonada algo preocupado. Yo también me asusté porque no sé cómo lo hice y por esa misma confusión en mi mente él consiguió liberarse. Cayó a plomo hacia el suelo pero en el último momento sus reflejos estaban al cien por cien y evitó golpearse en un rápido movimiento casi inexistente a mis ojos. La sorpresa en su cara duró poco tiempo, en unos escasos segundos mostraba la cara tiesa e indescifrable que portan todos los vampiros.
Una sonora risa retumbó en mi cabeza envolviéndome en una agradable brisa inexistente. Era como sentir una mano acariciándome suavemente desde mi cabello, pasando por mi nuca y mi cuello de la más erótica manera posible. Un imaginario dedo se deslizó por mi espalda haciendo pequeños círculos hasta alcanzar la parte superior de mi culo. Al llegar allí imaginé quién podía ser y bloqueé mi mente de aquel manoseo imaginándome a mi propia mano dando un manotazo para apartar aquel dedo. La risa fue más insistente pero ya no me alcanzaba de la misma forma que antes. Miré directamente a donde seguía postrada Kareemah, sabía que era ella pero no se había movido ni un milímetro. Lo único diferente eran sus ojos arremolinándose en un profundo rojo. Me asusté. Ella realmente me deseaba.
“Sí Mediadora. Has probado lo que tus poderes hacen, todavía descubrirás más. No trates de engañarme, he visto como has reaccionado a mi toque mental, imagínate lo que podría hacerte realmente, sé que lo deseas. Te he probado a ti a través de mis lazos con Constantin. Me costó trabajo porque tiene una mente muy fuerte pero yo soy milenaria. Juntas seríamos invencibles. Yo obtendría el poder absoluto, ningún humano o vampiro podría con mi poder y tú obtendrías todo lo que desees. Piénsalo Mediadora, todo. No te negaría nada a cambio de alimentarme a diario de ti, solo necesito una pequeña cantidad…”
“No te ilusiones maldita, tú presumes de que podrías darme todo y no creo que sea posible. ¿Qué te parece si te digo que lo que deseo de verdad es que te mueras de una vez? Nada de no muerte, deseo verte convertida en polvo, esparcida por los cinco continentes para que tus cenizas no puedan ser reunidas de nuevo en un intento de hacer algún yu-yu que te devuelva tu cuerpo.”
“Vaya. La nueva Mediadora está llena de sarcasmo, me daba a mí que iba a ser así desde que te conocí.”
Pensé por un momento y le pregunté. “¿Estás diciendo que usaste a Constantin para acercarte a mí?” Ella no respondió, lo que me dio la respuesta. Ella lo había estado influenciando. Quizás solo él tuviese parte de culpa en todo y Kareemah es la hija de puta más grande que he conocido en mi vida. Me acerqué hasta donde ella estaba esposada y pese a todo mi miedo, forcé a mis ojos a mirarla directamente.- No te acerques a mí, no intentes cogerme, mangonear mi vida o la gente que me rodea. Te juro que si vuelves a intentar algo con aquellos que me importan iré directamente al maldito agujero donde reposas de día y te estacaré. Cortaré tu cuerpo en trozos tan minúsculos que ni las ratas tendrán bocado que llevarse a la boca.
Siseó- Está aprovechándote de que yo estoy indefensa en esta especie de camilla.
-Créeme, si lo estuviese haciendo ya serías polvo.
Giré de nuevo hacia fuera. Me paré al lado de Constantin donde seguía mirándome sin pestañear. Por un momento vi en su cara algo parecido al orgullo y admiración por mí.- Eve…
Le tendí una mano aunque no estaba segura si de verdad la necesitaba. Sus heridas ya no sangraban y solo habían pasado unos cinco minutos desde que lo derribé.- He tenido una pequeña conversación mental con ella. Digamos que ella te “lavó el cerebro” para hacerte venir a mí intentando capturarme. Eso no quita que tú has usado deliberadamente mis sentimientos en un momento muy vulnerable para mí. No puedo perdonarte todavía, necesito tiempo.
Pareció pensarlo por un momento. Luego volvió a su inescrutable rostro y asintió con la cabeza a la vez que me dejaba que le ayudase a levantar. No me costó trabajo, lo que me dijo que realmente no lo había necesitado y buscaba un acercamiento.- Te demostraré poco a poco que lo que siento es verdadero, nada que ver con lo que ella me hizo.
Donovan gruñó aproximándose peligrosamente a nosotros. Debería haberse visto mal tratando de verse agresivo envuelto solamente en una manta, pero en él nada estaba mal- ¡Déjala!
Me metí en medio de los dos. Si alguno intentaba hacerle algo al otro tendría que pasar primero sobre mí y eso los frenó. Apreté la mandíbula y hablé entre dientes.- Dejad esa cosa de macho dominante y centrémonos en lo que está pasando. Hay gente a punto de morir, y cuando digo gente me refiero a humanos y sobrenaturales. Están a punto de amotinarse o incluso asesinar al senador Starch enfrente del edificio policial. El cabecilla se llama Jacob y es quien cometió los asesinatos del Bites and Dreams.
-¿Estás segura?- preguntó uno de los oficiales. ¡Vaya! Ahora que estaban a salvo los egos masculinos volvían a interesarse por ellos…
-Tan segura como puedo estarlo de que mis ojos han estado a escasos centímetros de esas garras de águila tatuadas en su antebrazo.
Donovan comenzó a organizar a su grupo de oficiales y alguien le trajo unos pantalones y una camiseta de una mochila en su vehículo. Saber que cuando te transformas sin previo aviso puede dejarte desnudo es un buen motivo para siempre llevar ropa de repuesto guardada. Se vistió sin vergüenza delante de mí. No exactamente delante, se apartó a un lado pero todavía podía verlo si quería. Y Dios me perdone, quería hacerlo. Me dio una completa vista de su trasero antes de embutirse unos vaqueros que se deslizaban sobre sus muslos como una segunda piel. Él me pilló mirando cuando volteó su cara atrás hacia mí. Me ahogué en una mar de calor y vergüenza por haber sido cazada y él me dedicó una sexy sonrisa subiendo la mitad de su boca pícaramente. No sé por qué, pero sabía que el había notado mi deseo y por eso se volvió. Sentí el leve toque de los celosos pensamientos de Constantin y miré hacia él. Estaba limpiándose con una toalla todo lo que podía de la sangre salpicada en su abdomen. No sé si los vampiros debían de hacer ejercicio para mantenerse en forma, pero su pack de seis asomando confirmaba que como mínimo lo había hecho antes de transformarse. El calor regresó a mí cuando aprecié el remolino rojizo en sus ojos. Estaba excitado por mi escrutinio sobre su cuerpo. Pese a que estaba odiando todo lo que había descubierto no podía dejar de desearlo, y a Matt también. Salí de aquel cuarto tan lleno de testosterona refunfuñando una maldición a mis lazos con ellos. No había modo de saber cuanto provenía de mí y cuanto de las ataduras.
Hurgué por el pasillo mientras ellos organizaban todo. Las armas que vi cuando bajé ya no estaban. Entré en la primera habitación de la izquierda y resultó ser una oficina llena de cajas de facturas, licores caros almacenados en una estantería bajo llave, objetos de propaganda de productos hosteleros, un par de sillas simples rente a una mesa de oficina y un cómodo sillón de piel. Tras curiosear un poco sin ver nada importante pasé a revisar los cajones. No había nada raro excepto por el ultimo cajón que estaba cerrado. Con el abrecartas conseguí forzar la cerradura. Fui muy cuidadosa para no dejar indicios del forzamiento y allí encontré facturas pagadas por artículos de armamento, madera y materiales de carpintería. Eso serían pruebas con las que demostrar que aquello no era solo un restaurante donde se celebraban las “inocentes” reuniones de un club de antivampiros. Era un club de antivampiros muy peligroso. Bajo todo aquel papeleo encontré mis cuchillos, mi S&W y mi bolso. Todavía estaban dentro mi Glock y mi cajita. Miré hacia todas mis armas, ¿Las querría guardar Jacob como trofeo? Mejor no pensar en ello y comencé a recolocarme todas mis cosas en su sitio. Donovan entró con un chaleco para mí y le dije que no tenía frío, un poco de rabia y poder funcionaban como el mejor calefactor del mundo.
-No es por el frío. ¿Qué te hizo ese cabrón?- y me señaló hacia la parte superior de mi pecho, el cual estaba casi al descubierto por los desgarrones durante el forcejeo. Ni siquiera me había acordados de eso. Todos los que habían estado en el sótano habían tenido una buena vista de mi sostén y mis generosos pechos ¡A la mierda! Casi debía preguntar por si alguno no había tenido la vista completa…
-Nada por lo que no vaya a pagar cuando lo atrape. Y si lo cazas tu primero quiero cinco minutos con él para mí sola.
El borde de su mirada comenzó a tomar el color ambarino de su were y la neblina rojiza quería pronunciarse. Lo calmé colocando un dedo sobre su boca- Shhh… sabes que puedo cuidarme sola, ese cabrón no obtuvo nada de mí pero le haré pagar por lo que quiso hacer. Prométeme que me conseguirás esos malditos minutos.- Apretó la boca con molestia, pero al final asintió. Eso me hizo sentir muy bien. Él me estaba dando mi espacio y respetaba mi decisión.
-Sargento, la vampiro de aquella habitación a desaparecido. Hemos estado registrando el resto de habitaciones y si allí habían retenido a más no queda ninguno, solo un hombre muy torturado que nos ha insistido en decirte que se llama Adam.
Matt salió disparado hacia donde el oficial le gritaba que estaba. Lo trajo hasta la camilla donde había estado Kareemah. Parecía una hamburguesa, todo lleno de cortes y zonas donde faltaba piel. Su piel emanaba un hedor nauseabundo, mezcla de carne quemada, sangre y desechos. Le habían atado con cadenas de plata como a los demás, incluso tenía una cuerda alrededor del cuello en una malintencionada idea de tratarlo como a un animal. Respiraba fatigosamente y por una de las heridas en su pecho asomaba un trozo blanco ensangrentado que me pareció que podía ser un trozo de costilla rota. Matt llamó con su teléfono a la doctora Maxwell, ordenándole que viniese a atenderlo allí. Dos agentes bajaron a los trabajadores del restaurante que se habían quedado para vigilarnos. Bajaron esposados y Matt ordenó que los recluyesen en la misma habitación donde mantuvieron a Adam. Cuando los dejaron encerrados los agentes tuvieron que salir corriendo a vomitar por el hedor del cubículo. Ni siquiera le habían dejado ir a hacer sus necesidades a un aseo. Matt maldecía por no poder disponer de más agentes para cuidar a los presos hasta que elimináramos la rebelión. Los agentes que lo acompañaban eran solo tres además de é. Uno debía de quedarse con Adam, otro vigilaría la entrada del restaurante y otro controlaría a los presos. Eso dejaba solo a él, Constantin y yo para ayudar.
-Mi señora, he traído refuerzos tal y como me ordenaste.- era William.
-Yo no te ordené, te lo pedí que no es lo mismo. ¿Dónde está la ayuda?- los dos me miraron con asombro aunque no dijeron nada. Sabían que estaba hablando en serio con alguien, después de todo lo que habíamos pasado últimamente esto era lo más normal en los últimos dos días.
-Por lo que veo una llegó antes de que yo volviese. Conseguí contactar con la tía del were tras una sesión de espiritismo- hizo una mueca intentando que yo imaginase la clase de “penalidades” que había sufrido el pobre fantasma en sus inexistentes carnes- y le llamó para indicarle donde estaba usted atrapada. El resto de la ayuda está en donde están concentrados los humanos frente a un edificio de la policía.
-¿Quiénes son?
- La tribu were y una legión de espectros del cementerio más próximo. Por cierto, tendrás que ayudarles a conseguir un poco de energía eléctrica a través de tus poderes. Es lo único que piden como pago. La culpa es mía por hablarles del subidón que me dio…- le dí una mirada fulminante y comprendió que se estaba extendiendo en la explicación- Por cierto, hay alguien más. Una preciosa señora mayor que dice ser su yaya.
Eso me hizo tirar de Constantin y Matt para irnos cuanto antes. Ante el levantamiento de ceja que me hicieron los dos a la vez al entrar en el coche policial suspiré- Preparaos, vais a ver a la abuela Tunner en acción.

I'M BACK!!!!!!!!



Bueeeeeeno... por fin todo en orden! Mi niña mayor en el cole, mi marido trabajando y yo... yo nunca estoy sola :P Pero lo importante es que espero poder retomar el blog y atenderlo con buen ritmo. La imagen inspira descanso aunque no haya sido así exactamente. Ha sido un verano muy ajetreado para mí. Además de la operación de mi marido, mis niñas cogieron varicela con un intervalo entre ellas y su padre de quince días por cada uno, así que ni siquiera hemos podido ir a la playa o la piscina por miedo a que les queden marcas. El año que viene si puedo me desquitaré por lo de este verano. Os veo pronto con nuevo cap. Besitos!!!!!

martes, 23 de agosto de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 38: Del Amor al Odio

Estaba en mitad de un bosque tras unos matorrales que ocultaban una cueva de difícil acceso. La luz de la luna iluminaba débilmente sobre el ramaje pero aun así era suficiente para distinguir todo lo que me rodeaba. A veces pasaban segundos en los que se hacia más oscuro. Miré hacia arriba sobre el firmamento para comprobar que lo que provocaba esos cambios en la iluminación era causado por multitud de nubes corriendo vertiginosamente por culpa de un viento helador que las azotaba.
Sabía que estaba en una de mis visiones pero había algo que no encajaba, era diferente. Miré hacia abajo sobre mi cuerpo y nada estaba cambiado. Era yo misma, lo sabía porque llevaba puestas las mismas ropas que tenía en el restaurante, incluso estaban desgarradas mostrando parte de mi sujetador. Si aquello no podía ser otra visión… era algo diferente.
-Por supuesto que no lo es, yo te traje aquí, a este momento para que compruebes lo que te dije antes de que le dejes darte su sangre. Él realmente no es el vampiro fuerte y temido por todos que crees, es un simple peón.
Giré mi cabeza a mi izquierda hacia la cueva. Kareemah estaba justo en la entrada como si acabase de salir de allí y estaba hablándome directamente a mí. Sus ropas eran vistosas, pomposas y extrañamente llevaba el pelo cubierto por un pañuelo atado en la parte de atrás. Un conjunto policromático de colores brillantes que realzaban su rostro. La miré extrañada.
-¿Qué quieres decir?
-Es mejor que lo veas. He entrado en tu mente y te estoy mostrando mis recuerdos. He tenido que forzar algo parecido a una visión para que estés presente. Tu realmente no has estado teniendo unas buenas visiones, has dejado que él te tocase justo en el momento en el que las alcanzabas y sus deseos y recuerdos se han fusionado lo suficiente como para que la historia se alterara en tu cabeza. Sólo contempla y luego decide qué quieres creer.- me hizo gesto con su mano de que me mantuviese tras los matorrales y ella también lo hizo.
No había pasado más de medio minuto cuando escuchamos el golpeteo de un caballo acercándose. En la lejanía distinguí una figura oscura que conforme se fue acercando tomó la forma de un caballo con dos personas en su lomo. La velocidad con la que se movía el animal era frenética, algo así como si estuviesen huyendo de algo o alguien pero justo cuando creí que iban a pasarnos él tiró de las riendas haciendo que el caballo frenase poco a poco hasta detenerse a un metro de donde yo me encontraba. Del lomo se bajaron Constantin y Claire. Ella tuvo que apoyarse bastante sobre los hombros de él para conseguir bajar sin caer y al final tuvo que cogerla en brazos porque no se sostenía. Parecía débil o mareada, con un chorro de sangre corriendo por el escote de su vestido hasta el canal entre sus pechos. Las mangas de su vestido estaban hechas jirones y sus brazos eran un amasijo de moretones y graves heridas. Constantin tenía los labios y parte de su barbilla también manchados además de la ropa destrozada. Dejó a Claire sobre la hierba apoyada contra la corteza de un árbol y giró en redondo como si buscase a alguien o algo.
-¡Estella! ¡Estella¡ ¡Maldición, no veo su carro por ningún lado!- gritó mientras acudía a comprobar a la mujer.
Yo observaba a Claire sentada inmóvil. Creí que se había desmayado porque no se movía pero ante los gritos que Constantin había dado movió la cabeza hacia arriba y apoyó la nuca en el árbol. A la luz de la luna y sin la intromisión de mi propio ser en su cuerpo pude apreciar con mayor exactitud sus rasgos faciales. Claire y yo no éramos tan parecidas, su nariz era más prominente y sus ojos tampoco se asemejaban a los míos. Realmente Claire y yo teníamos muy poco en común por no decir nada… ¿por qué pensé una vez que nos parecíamos como hermanas?
“Te lo dije, él quería creer que era así y por eso tú así lo viste…” Resonó en mi cabeza la voz de Kareemah.
Quise contestarle pero en ese momento ella decidió dejarme y aparecer en escena justo a ellos con unos pasos al caminar que no tenían el aire majestuoso con los que le había visto hacerlo cuando la conocí en la mansión.
-Hola Constantin, mi carromato está en el pueblo cercano. Tuve que llevarlo para que el herrero arreglara una rueda pero decidí quedarme por aquí a esperarte. Sabía que vendrías.
Me extrañó que Constantin la llamara Estella y no la reconociese como Riath, aunque claro… esto era Francia. Kareemah se acercó hasta ellos e inhaló brevemente, supongo que el aroma a sangre proveniente del cuello de Claire.
-Siempre sabes cuando vendré. Necesito tu ayuda. No creo que le quede mucho tiempo de vida.
Stella/Kareemah arqueó una ceja- ¿Y qué quieres que haga yo? Llevo meses intentando hacerte controlar tus instintos para que no la drenes y ahora ella casi lo está. Además, yo no soy médico, no puedo hacer nada por ella.
-Dijiste que encontrarías el modo de revertir mi monstruosidad, dijiste que podrías hacerme humano de nuevo. Si eres capaz de eso puedes salvarla también.
-Dije que lo intentaría, no que lo supiese.- caminó en círculos por unos pocos minutos para desesperación de Constantin como si buscase la solución. De repente se giró bruscamente y lo miró directamente a los ojos.- Esta bien, deja que me la lleve a mi carromato y trataré de que no muera. Eso puede llevar un tiempo, luego te buscaré y te la entregaré cuando haya sanado. Es lo mejor que puedo hacer.
-No. Ella no se aleja de mí.
-¡Tú no puedes venir! La matarás antes de que pueda hacer nada. Yo me la llevaré.
-¡He dicho que no! Fuimos atacados por el vampiro que te dije que me buscaba justo cuando descubrimos que andaba cerca y decidimos huir. No la dejaré sola. Yo… yo… quiero estar con ella.
-¿Por qué vampiro, la amas? ¿O más bien es su sangre?
-No lo sé, pero sé que necesito tenerla conmigo. Ella ha entrado en problemas por mi culpa y debo protegerla. Si eso puede llamarse amor, entonces si, no creo que haya otra cosa que sienta siendo el monstruo en el que me convertí.
Estella/Kareemah chasqueó la lengua con desprecio-Tú eres adicto a su sangre, eso no es amor. Me vas a poner las cosas difíciles para que me la lleve. Eso no me gusta nada. Deja que te lo aclare. Ella se viene conmigo. No eres rival para Lucien, apenas eres un niño recién nacido en comparación con los años que tiene él. Conseguirás que la mate en despecho por haber matado a su compañera.
Alzó la cabeza con indignación -Soy un vampiro joven, lo sé, pero también se que soy una rareza. Soy un vampiro creado por dos, algo nunca hecho antes. Poseo las características de los Varacolacci y los Strigoii a la vez. Pudo ser capaz de defenderla como hasta ahora, además es cierto que su sangre es adictiva, pero también me da más fuerza que la de cualquier humano. Hacemos un buen dúo.
Ella se acercó hasta donde reposaba Claire dejando su rostro a escasos centímetros y aspiró el aroma de su sangre. No pudo evitar relamerse por lo embriagador que era. Hacia varios milenios que no captaba algo tan apetitoso semejante a su querida Indra. También notó que el latido era ya casi imperceptible. Claire estaba a punto de morir.- Ella no estaba totalmente formada y esto es una pérdida de tiempo. No tiene salvación. Has desperdiciado su sangre.
-¿Qué estás diciendo? Llevo meses drenando completamente a otros humanos tratando de calmar mi ansia por su deliciosa sangre tal y como me aconsejaste, desapareciendo de su lado durante varios días para lograrlo y por culpa de un vampiro no he podido alejarme de ella desde que escapamos y ahora está a punto de morir. La culpa me perseguirá eternamente ¡Ayúdame o dime donde encontrar un medico que la salve!
-¿Y qué les ibas a explicar, que como eres vampiro la has drenado totalmente porque no supiste el modo de parar de comerte la cena? Eso tendría que verlo.
-¡No!- gritó desesperado mientras la acunaba entre sus brazos mientras lágrimas de sangre brotaban de sus mejillas y se unían a las gotas ya existentes en el escote de Claire. Un minuto más tarde alzó en un rápido movimiento vampírico la cabeza como si acabase de entender algo- ¿Cómo sabes tú como se llama el que nos persigue? Nunca te dije su nombre.
-Ya me cansé de esta comedia… Conozco a Lucien y también a Natasha. Ella era uno de mis maestros en el nuevo mundo. Lucien me comentó lo que pasó cuando te convirtieron y sus sospechas de que esa humana era algo especial. Le envié a espiarte y el idiota lo hizo pero solo para vengarse de ti por matar a su compañera. Así que viendo que no entraba en razón decidí hacerme pasar por una gitana sabedora de los vampiros, para poder localizar donde vivías con ella. Debo felicitarte por haberla mantenido tan bien escondida, fue difícil dar con vuestra casa. Todo lo que me explicaste sobre vuestra relación me hizo pensar en que ella podía ser como mi Indra. Quiero sentir ese poder corriendo otra vez por mis venas. Ya no podré retenerla para poder alimentarme mientras durase su estúpida vida gracias a tu falta de control. Dámela antes de que termine de morir, por lo menos podré conseguir un poco de ella y quizás te perdone la vida.- Sin esperar a su reacción la arrancó de sus brazos en un rápido movimiento y en un parpadeo estaba a varios metros de distancia. Dejó que sus colmillos descendiesen y se dispuso a drenar la sangre que le quedaba. Claire dio un mudo gemido de dolor antes de quedar laxa entre sus brazos mientras Constantin la miraba horrorizado. Cuando hubo acabado Kareemah alzó su rostro al cielo con la boca cubierta de sangre y exclamó de placer al sentir la magia de la sangre corriendo por ella. Después dejó caer el cuerpo a sus pies como si no fuese más que un simple trapo y lo encaró.- ¿Sorprendido? Ella era una Mediadora en potencia, no estaba cambiada totalmente para tener sus poderes a plena potencia. He estado aguantando tus molestas quejas sobre tu monstruosidad intentando que la acercaras a mí, pero tenías que ser testarudo y mantenerla en secreto. Al final solo conseguí un pequeño bocado. Tantas noches aparentando ser una zíngara que iba a ayudar al joven vampiro a volver a ser humano… sorpresa, no puedes volver a ser humano. Supéralo de una vez.
Con un rugido de rabia se abalanzó sobre ella y consiguió darle un puñetazo en la cara. Si hubiese sido humana tendría la mandíbula rota. Fue a por un segundo golpe pero ella ya estaba en guardia y lo cogió por el cuello alzándolo en vilo.- No sabes con quién te enfrentas pequeño renacido. Soy la Riath Kareemah del nuevo continente, hija del Nilo, devota de Osiris, señor de los muertos. Por mucha sangre de una medio Mediadora que hayas podido tomar nunca tendrás la suficiente para derrotarme, te llevo muchos milenios de no vida de diferencia.
-No me asustas, termina conmigo de una vez y podré descansar.-su voz era entrecortada por el agarre de la mano sobre su cuello. No necesitaba respirar, pero su garganta estaba siendo estirada en una postura imposible.
Ella estudió su cara en busca de su miedo. Cuando un vampiro es joven no sabe enmascarar sus emociones y son fáciles de leer. Pero ella no vio lo que esperaba, él realmente quería morir. Lo depositó en el suelo y puso sus manos en las caderas para explicarle- Aunque no lo creas Natasha y Lucien te hicieron un precioso regalo. Mucha gente daría todo por la vida eterna que tú tienes. Eres valiente, podrías ser un buen señor para las tierras del nuevo mundo, hay mucho que conquistar. Te voy a dar la oportunidad de servirme a mí fielmente, tendrás una posición alta en nuestra política vampira manejando los terrenos que le pertenecían.
-No podría, como tú has señalado solo los más fuertes acceden a esas posiciones. Termina conmigo de una vez.
Un destello rojo de ira cruzó su mirada, nadie le negaba nada- No me hagas enfadar renacido. Sé a que te dedicabas antes de morir, serás bueno para aquellas tierras. Lo único que necesito es tu lealtad, algo que escasea cuando siempre hay algún traidor detrás deseoso de ocupar mi puesto, cosa que ninguno ha conseguido. Eres una cosa bonita de ver, yo podría quedarme personalmente algún tiempo contigo para enseñarte a manejar todo y quizás podría tenerte en mi cama. Serías mi favorito y nadie te retaría. Además, nadie tiene que saber cómo la suerte jugó de tu parte para derrotar a Natasha, así todos te temerían lo suficiente para respetarte aun siendo joven.- le tendió una mano- si decides que sí, agárrate a mí y nos pondremos en marcha. Tienes toda la eternidad para aprender a controlar tu sed y debo decirte que si apareció una Mediadora en la Tierra es porque será necesaria en años venideros así que no sufras, la Naturaleza se provee de todo lo que necesita para mantener el equilibrio, un nuevo Mediador nacerá a su debido tiempo.
-No será ella.
-Créeme Constantin, después de que me pediste que te uniera con un hechizo a ella te eché la buenaventura vi que tu ser estaba ligado a su esencia más allá de este tiempo. Volverás a ver a un Mediador. Y ahora apresúrate. Debemos de llegar a la costa francesa para embarcarnos hacia el nuevo mundo, ya me cansé de tanto aire de superioridad europeo y tengo que escoger un gran barco en el que zarpar. Cuanta más gente mejor para comer sin ser descubiertos.
Pasaron un par de minutos y al final él tomó lo que le daba y se levantó. En esos momentos volvió la neblina. Sabía que estaba tragando sangre pero tenía tal sed que no podía parar y abrir mis ojos. Kareemah seguía zumbando en mi mente intentando hacer que dejara de beber. Conforme el dulce sabor de la sangre de Constantin bajaba por mi cuello comencé a encontrarme mejor. Me sentía como un deportista dopándose con sangre oxigenada. Mi adrenalina zumbaba por cada poro de mi piel. Su sangre fue el mejor reconstituyente que podría conseguir. Ya reconstituida abrí mis ojos. Constantin estaba mirándome con los ojos muy abiertos en una expresión de dolor. Yo fruncí mi ceño y salté hacia una pared para apartarme de él. El bote que dí me asustó, no fue un salto humano, más bien fue un salto muy vampírico. Mis manos temblaban cuando acerqué mis dedos temblorosos a mi dolorida boca. Una yema se pinchó contra una afilada punta saliente. Ahora tenía además de mis ojos rojos un par de diminutos colmillos como herencia.
-¿Qué me has hecho?- medio pregunté, medio grité con horror.- ¡Me convertiste!
-No, no… no lo sé. Solo quise que te recuperaras. No te siento como un vampiro si eso es lo que piensas que eres ahora. Hueles como uno, pero no eres uno. No sé cómo lo sé exactamente, pero sé que hueles a más cosas.
Fui hacia él en un borrón y lo empujé contra el muro con tanta fuerza que un nuevo agujero se abrió. Esta vez pude ver que la siguiente habitación en el maldito sótano estaba ocupada por Kareemah. Tenía montones de cadenas de plata alrededor de su cuerpo. Su piel pálida era ahora casi translucida y tenía una via en su brazo por donde le estaban sacando su sangre. Unas quemaduras en forma de cruz en una de sus mejillas y en un brazo daban constancia de que había sido torturada. Volví de nuevo mi atención al maldito vampiro frente a mí y me acerqué lo suficiente como para que mi aliento entibiase la punta de su nariz mientras siseaba al intentar hablar con mi nueva dentadura.- La drenaste, la hechizaste para asegurarte que solo te quería a ti, sabías quien era ella porque te lo explicó tu Riath, ¿y ahora intentas transformarme?
-Te juro que no tenía intención de nada, solo quería salvarte. Si has visto lo que pasó con Claire sabrás que no quiero perderte a ti tampoco. Me arrepiento de lo que le hice a ella, pero te juro que contigo no he intentado nada. La atracción y el amor que nos profesamos es pura.
Odiaba admitir que sí tenía sentimientos hacia él, hacia ese hombre que era capaz de manipular con tal de mantenerte a su lado. Ya no estaba segura de si mis sentimientos eran reales o no-¿Amor? ¿Qué coño sabes tú lo que es el amor? Amor es cuando uno acepta a otro libremente, sin coacciones. No me convertirás en una marioneta como hiciste con Claire. ¡No soy Claire!
-Si pudiese mover las manos te juro que te aplaudiría, Constantin. Hiciste una desgracia con aquella Mediadora y te acabas de joder la oportunidad con esta. Debo decir que te tengo lástima, puesto que tal y como te dije tu vida iba a estar unida a ella.- pese a estar sufriendo un infierno de dolor con las cadenas Kareemah sonreía al decirlo.- Un Mediador es como un juez de lo sobrenatural, su fuerza reside en que maneja un numeroso grupo de poderes sobrenaturales, pero para ello necesita estar unido a gente que porte esos poderes. He intentado que me deje entrar en ese distinguido grupo porque todos se benefician de esa unión, todos adquieren fuerza. Pero tú eliminaste esa posibilidad cuando le diste tu protección en la mansión. Ella despertó su esencia Mediadora y adquirió de ti tu necesidad de sangre, pero no la de cualquiera. Necesita exclusivamente tu sangre.
-¿Qué cojones dices y tú cómo sabes eso?
-¿No lo entiendes Evelyn? ¿No te has sentido más débil hasta el punto de desfallecer? Por la expresión de tu cara ya lo has sufrido. Eso era tu falta de su sangre. No sé cada cuanto la necesitarás, pero créeme, tendrás que obtenerla aunque no quieras. Te mentí. Cuando mi Indra estaba en su lecho muy débil traté de darle mi sangre y convertirla. Sus poderes como Mediadora surgieron y se estabilizó. Pero ella no aceptó tener que necesitar mi sangre como alimento, ella al final se suicidó.
Giré mi rostro surcado en lágrimas hacia Constantin y le dije solo dos palabras- Te odio.

martes, 12 de julio de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 37: La Habitación de al lado.

Regresé a mi yo presente no sin presentar mareos y ganas de vomitar aunque sin lograr soltar nada ya que devolví todo cuando Jacob me pateó en el aseo. Giré mi cabeza buscando por la habitación a Constantin pero él no estaba allí. Si lo que había presenciado era cierto debía de salir de allí rápido. Jacob era un sicópata capaz de hacer que alguno de sus compañeros se deje transformar en vampiro para su causa y luego matarlo. ¿Qué tipo de crímenes sangrientos más habria sido capaz de hacer en estas cuatro paredes? Me dio repelús y recé por no tener que presenciar todo eso en mis regresiones.
Gracias a mis visiones estaba aclarándoseme todo lo que había estado ocurriendo desde que llegué a Chicago, ahora solo faltaba conseguir pruebas de todo lo que había concluido en mi cabeza. El reverendo Kern no es responsable directo de los actos criminales que se hacen en nombre de su comunidad, pero también es culpable si sabe que se está haciendo y vuelve la mirada para otro lado. Lucius y Moretti son unos hijos de puta ambiciosos a los que no les ha importado tampoco quién caiga, todo por venganza y avaricia, haciendo que los radicales valoren a todos los vampiros de la misma forma y propulsando que la nueva ley que les da más privilegios caiga por presión de los ciudadanos. Así podrían volver a las antiguas cacerías clandestinas. Si Margot no había perecido en el derrumbamiento en la mansión de Moretti iba a encargarme yo personalmente de encontrarla para que la justicia le diese su merecido.
El rugido de mi estómago por hambre me sacó de mis pensamientos,- Shhhh… ahora no es momento de eso- me dije a mí misma ¿Quién piensa en comer cuando se está en una situación así? Mi estómago que va a su aire, supongo. Era una sensación de hambre inmensa, de esas por las que uno diría que sería capaz de comerse un caballo entero.
“Frumos” Sentí decir débilmente en mi cabeza. Mi agotamiento era tal que ni siquiera podía pensar con claridad en su voz.
“¿Dónde estás?” dije yo buscando cómo hablar con él con las suficientes palabras para que me entendiese sin llegar a agotarme del todo.
“No lo sé. Me vendaron los ojos y estoy atado con algo que lleva plata. Estoy muy débil pero siento que estás cerca. Por favor ayúdame.”
“Yo también estoy encerrada y agotada. Creo que nos tienen que haber dado algo con láudano o similar, aunque creo que yo ya padecía un poco antes de que me encerrasen”.
“Puede ser, pero tu agotamiento no solo se debería a un narcótico. La culpa de eso la tiene nuestra unión. Tú me necesitas igual que yo a ti”
“¿Qué estás diciendo con que nos necesitamos?”
“Búscame frumos, y lo entenderás mejor. Estoy muy cansado para seguir con nuestra telepática conversación. Creo que me están drenando la sangre…”
De golpe dejé de sentirlo en mi cabeza. “¿Constantin?” repetí varias veces sin éxito. ¡Mierda, deben de tenerlo en alguna parte por aquí cerca! Quizás esta no sea la única habitación donde se dedican a hacer atrocidades. Quizás está a punto de morir para siempre… ¡y yo sin poder hacer nada! Debia de pensar en algo rápidamente o ninguno saldríamos de allí. Los minutos pasaban mientras yo me devaneaba el seso sin muchas opciones a la vista, tal vez el discurso del senador Starch estaba en marcha y quedaba poco tiempo para salir de allí … quizás si gastase las pocas fuerzas que me quedaban intentando patear la maldita puerta lograría escapar,- para eso tengo algo más de fuerza que un simple humano ¿no?- pero cabría la posibilidad de hubiesen dejado a alguien vigilando. Necesitaba saber donde estaba Constantin, llegar hasta él y ayudarle a liberarse. Entonces podría tomar algo de mi sangre y sacarnos. Yo seguramente saldría inconsciente pero eso es mejor que quedarse. Intenté conectar de nuevo pero no sentí nada. En esos momentos el inconsciente era él. Froté mis brazos intentando consolarme y al hacerlo pasé ligeramente las palmas de mis manos sobre mis pentalfas con el único impedimento de mi ropa, con lo que apenas noté una pequeña vibración.
-¡Eso es! – grité y seguidamente tapé mi boca. Había sido tal la alegría de tener una pequeña posibilidad para escapar que no me pude controlar y alcé la voz.- Voy a intentarlo- susurré aunque no me hacía falta porque me lo decía a mí misma. Lo hice más para alentarme que otra cosa.
Cuando Jacob estuvo buscando mis armas rasgó bastante de la parte delantera de mi ropa así que el pentalfa sobre mi pecho estaba bien visible por encima del sujetador. Pasé mis dedos suavemente por todo el contorno mientras me concentraba. Era impresionante notar todos los salientes que conformaban el diseño. Hace unos días no tenía nada, después apareció el dibujo y era como una tatuaje liso. Ahora todas las líneas eran muy perceptibles al tacto de una forma agradable. “William” Dije mentalmente intentando llamarlo. “William” Repetí cuando no apareció. Varios intentos más y me desesperé. –William, ¡¿se puede saber donde cojones estás cuando te necesito?! -Susurré en un tono enfadado.
El pentalfa comenzó a hormiguear y retiré mis dedos justo a tiempo de ver un casi imperceptible torbellino que lentamente tomó la forma del antiguo guerrero haciéndome una reverencia- ¿Me buscabais, mi señora?
-¿Tú que crees? Todavía no sé exactamente cómo haces para estar dentro de mí, pero estoy segura de que sentiste mi llamada la primera vez.
-No lo niego.
Esa respuesta me enojó más- ¿Y por qué no viniste? No soy partidaria de que te quedases aquí en vez de cruzar al otro lado o lo que sea que haya, pero ya que te metes en mi cuerpo lo menos que podías hacer es asomar.
-Mis más sinceras disculpas. Yo realmente quise salir la primera vez, pero ha sido como estar en un laberinto y no ver la salida. Todo el tiempo andaba en círculos. Viéndoos ahora me parece que estáis muy débil y quizás eso tiene la culpa de que yo no consiguiese salir.
Eso me hizo pensarlo- ¿Tú crees?
-Por supuesto, aunque me incomode decirlo yo requiero de un poco de vuestra energía para mantenerme aquí. Los espíritus debemos anclarnos a algo o a alguien para permanecer en este mundo. Unos lo consiguen por su necesidad de terminar algo que quedó inacabado cuando estaban vivos, otros simplemente no reconocen que están muertos y vagan por todos lados absorbiendo la energía al pasar por entre los objetos o las personas, y por ultimo están los más fuertes, que son aquellos que conviven con alguien en concreto y usan su energía para no desvanecerse. Cuando nos convocaste en la mansión que hay al lado del cementerio usaste una buena cantidad de tus reservas.
-No lo sabía. Recuérdame que no vuelva a hacer una cosa así, todavía me siento como una mierda.
-Mi señora, si me permite decirlo diré que hay algo más que absorbe de usted. No sé lo que es, pero sé que lo presentí en su interior.
-Nos ocuparemos de eso después, cuando consiga salir de aquí. ¿Podrías echar un vistazo ahí fuera y decirme qué ves? También necesito comprobar si Constantin está por aquí encerrado en alguna parte. He tenido una pequeña llamada mental suya y no es muy esperanzadora. Necesito escapar antes de que vuelva a desmayarme.
-¿Se refiere al vampiro? No debería mezclarse con ellos, he visto demasiadas veces cómo ellos ansían la sangre de la gente que tiene magia. Pueden intentar drenarla.
-Si ya… esto debería haberlo sabido antes y me hubiese ahorrado muchos problemas. Ahora ve a hacer lo que te he dicho y gánate la energía que me chupas.
-Será un placer obedecerte.- y se esfumó sonriendo mientras atravesaba la puerta.
Me apoyé en una esquina y acerqué mis rodillas a mi cara para reposar la cabeza. Realmente estaba hecha una mierda, toda mareada y débil, con una mezcla de pensamientos aturdiéndome. Debia de haber hecho caso a mi abuela cuando me desaconsejó mudarme aquí. Ella estaba tratando de advertirme sobre los peligros de acercarme a zonas pobladas por vampiros, pero lo hizo tan sutilmente tratando de no contarme sobre mi verdadera naturaleza que no le hice el más mínimo caso. En fin, eso ahora no tenía arreglo…
-Ya estoy aquí, mi señora. El pasillo y los alrededores están despejados. Solo hay dos camareros y el personal de cocina arriba. Están muy confiados con que van a triunfar que no se preocupan por los que están atrapados aquí abajo.
-¿Quiénes están atrapados?
-Bueno, no se el nombre de todos los que están aquí, pero pude ver al vampiro que buscas. Hay varios más como él incluida esa que parece un hombre refinado. También hay un tigre y un león enjaulados.
-Debes referirte a Kareemah. No puedo creer que también la atrapasen. ¿Dónde están?
-A lo largo de este sótano hay varias habitaciones similares a esta. Los vampiros están comenzando a despertar, pero todos tienen tubos conectados a sus brazos y les están sacando la sangre. Y hay cámaras grabando en todas las habitaciones.
-¡Mierda! Necesito encontrar la forma de salir y necesito llegar hasta Constantin, de todos los que están por aquí sería en el único en quien confiaría para ayudarnos a salir.
-Él no está lejos, lo tienen en la habitación de al lado. Justo sobre una mesa al lado de esa pared.
Saber que estaba cerca me dio ánimos para pensar en la huida. Volví a repasar todo lo que había en la habitación: la esperpéntica mesa, el lavabo vacío, el armario que no podía abrir, la videocámara sobre un trípode… giré hacia William- Asoma la cabeza al pasillo y avísame si baja alguien, voy a hacer ruido.
No dijo nada, simplemente asintió y sacó la cabeza por el centro de la puerta. Hubiese sido cómico estar viendo solo la mitad del guerrero medieval atravesando la puerta si no fuese por la situación que teníamos en esos momentos. Me centré en la videocámara, después de comprobar que no estaba conectada a una toma de corriente la saqué del anclaje que la enganchaba al trípode y la dejé sobre la mesa. Cogí el trípode, reuní la fuerza que me quedaba y comencé a golpear el candado del armario. Armé mucho estruendo pero mientras William no diese la alarma no pasaba nada.
Cinco intentos más y el candado cedió justo en el momento en el que el trípode se partía y me quedé con una de las patas en la mano. Como era de esperar dentro solo había guantes, vías, bolsas, cadenas y esposas con aleación de plata. Encontré un par de bisturís y varias estacas de color azul exactamente iguales a las que usaron para matar a los vampiros del hotel. Un par de sierras que me dieron repelús las dejé donde estaban, no quería imaginar que habrían serrado con ellas. Me puse un par de guantes y extraje dos de las estacas para guardarlas en una de las bolsas para sangre. Podrían usarlas como prueba para incriminarlos. Cerré la bolsa y me la guardé en la parte trasera de mi cintura sujetada por mi ropa. También me apropié de uno de los bisturís para usarlo como arma de defensa. Volví a recoger la pata del trípode y me dispuse a golpear en la pared con su punta. Al poco rato ya podía rascar el cemento para sacar los bloques del muro. Con mucho sigilo acabé por sacar uno y miré hacia el otro lado. Distinguí un cabello rubio muy familiar para mí y eso me animó para continuar con mi labor de quitar trozos de la pared. Mis brazos y manos estaban siendo arañados pero no me importó, tenía que llegar hasta él como fuese. Cuando ya había conseguido desarmar un cuadrado lo suficientemente grande como para pasar al otro lado probé a llamar a Constantin en susurros mientras lo tocaba en el rostro para despertarlo. Estaba muy frío al tacto y su piel estaba tan pálida que casi era translúcida.
“Frumos, al final conseguiste encontrarme”.
“Y tu al fin conseguiste despertar”, contesté yo mentalmente también.
“Es el olor de tu piel y de tu sangre lo que lo consiguió. Es embriagador y más ahora que estoy casi desangrado. Mea floarea, necesito que me alimentes o no podremos salir de aquí”.
“¿No hay otro modo de que te levantes? No me gusta ser mordida”.
“No puedo, mi sangre es la que me mantiene en pie, es la magia que hace que no esté muerto. Sin ella estoy débil. Por favor…”
Suspiré. Tendría que dejarle hacer pero primero necesitaba ocuparme de la videocámara que estaba encendida en su habitación. Jacob era realmente un hijo de puta depravado que disfrutaba viendo como los mataba. Grababa todo para poder verlo una y otra vez. Volví hacia mi lado y llamé a William quien todavía estaba en la misma posición vigilando el pasillo. Desde luego debió ser un soldado eficiente en su vida medieval.
-¿Qué necesitas, mi…?
-Lo primero, que dejes de llamarme tu señora. Esto es Chicago, siglo XXI, no la época de las caballerías y las cruzadas. Lo segundo, necesito saber si la energía que necesitas para mantenerte aquí puede ser eléctrica.
William lo pensó por un momento- No conozco bien el funcionamiento de la electricidad ya que en el cementerio no ha habido mucho de ella, pero recuerdo un par de veces haber pasado por el muro donde está la pequeña capilla y me choqué con el farol de la entrada. Fue algo inmenso, como estuviese estallando y rehaciéndome de nuevo en un segundo. Es algo parecido a lo que siento cuando estoy dentro de ti, así que sí, supongo que también me puedo alimentar de la luz eléctrica. ¿Por qué mi…?
Alcé la palma de la mano para detener sus divagaciones- Está bien. Puede ser que puedas ayudarme en otra cosa más. Necesito que entres en la habitación de al lado y vayas hasta un aparato como el que hay en el lavabo. Necesito que chupes toda la energía que puedas hasta que consigas fundirlo.
-¿Fundirlo? ¿Cómo voy a fundir nada si no tengo una fragua o un horno?
Rodé mis ojos. A veces es difícil tratar de explicarle las cosas a un fantasma que vivió hace varios siglos y ha tenido poco roce con los avances tecnológicos.- Mira, tú solo ve y extrae su energía hasta que una lucecita verde que tiene en un lado se apague, ¿OK?
Asintió y fue hasta la videocámara murmurando no se qué sobre mejor luchar contra dragones. Lo principal es que le vi atravesar la cámara y mantenerla en su centro. Aquello comenzó a echar humo y al minuto ya estaba fundida. Los cables conectados al enchufe estaban medio derretidos. William sonrió. -¡Oh mi Dios, fue magnífico! -Estaba vigorizado, incluso su espectro era más opaco.- ¿Puedo ir a las otras habitaciones y tomar un poco más de eso que llamas electricidad?
-Mejor vete a buscar ayuda y luego si quieres haces lo que te apetezca con esas cámaras.
-No sabría a quien pedirle, resulta que sólo puedes verme tú y otros espectros. Y que yo sepa, no quieres volver a tenernos a todos a tu alrededor extrayéndote la energía.
Llevaba razón. Pensé en quién más sería capaz de notarlo y decidí que quizás Enrietta podría captar algo de su esencia. Enrietta no podría verlo pero seguro que encontraba el modo de recibir el mensaje. Le expliqué como llegar hasta allí igual que si fuese montado en un coche y tras verlo partir hacia la carretera recé porque lograse pedir ayuda.
Una vez que ya no podían verme por cámara entré a gatas pasando por debajo de la mesa donde estaba él. Me apoyé sobre el borde y me impulsé para incorporarme. Me quedaba poco antes de caer desplomada. Constantin yacía inerte nuevamente. Menuda escena, una medio muerta y débil intentando revivir a uno muy muerto y desangrado...
Iba a deslizar mi muñeca hacia su boca cuando sentí otra voz en mi cabeza. “¿De verdad vas a dejarle hacer?” Era Kareemah “Yo podría darte más protección que la que puede proporcionarte él”
“Si tan buena eres protegiendo, ¿cómo es que te atraparon?” Espeté. “Si no puedes hacer eso por ti no eres más buena que él. Incluso me atrevo a decir que él es mejor, por lo menos consiguió que escapase de tus garras”.
“Él no te cuenta todo, piensa que es un vampiro, está en nuestra naturaleza. Por favor, ayúdame a liberarme y te explicaré todo. Él y yo nos conocimos en cuando tú moriste”
“No voy a caer en tus trampas, tu solo quieres drenarme. Cuando escapemos de aquí enviaré a alguien para ayudarte, pero debes prometerme que no drenarás a quién venga. Es mi última oferta y no estás en una posición como para ofrecerme algo más”.
“Yo solo estoy atrapada, solo necesito que liberes una de mis muñecas”.
“No trates de liarme Kareemah, sé que también estás siendo drenada”
Pensé que se había dado por vencida cuando no me respondió y me centré en desarmar las esposas con el bisturí. Fue algo trabajoso pero al final pude dar con el cierre y liberé uno de sus brazos. Constantin se incorporó con su habitual velocidad vampírica y se arrancó sin preocupaciones la esposa de su otra mano. Volvió su rostro hacia mí, con una mezcla en su cara de hambre desnuda al ver mi pecho casi al descubierto y de hambre feroz al descender sus colmillos. En un momento estaba susurrándome en la oreja desde atrás.
-Perdóname, mi flor. Pronto no dolerá, lo prometo.
No pude preguntar a qué se refería porque instantáneamente estaba tras de mí sobre mi cuello con una mano apartando mi cabeza para que quedase más expuesta. Mi vena palpitaba locamente al saber que iba a ser mordida. Él sabía de mi pánico por recibir un mordisco desde que tuve la visión de cómo fue mordido, por eso me pedía perdón anticipado. Se relamió con mi palpitar y descendió la boca. Fue un dolor agudo, enorme, que duró lo suficiente como para que yo entrara en pánico. Chupaba ávidamente y mi dolor acrecentaba. Mi cuello estaba rígido por la postura. Se separó de mi para darme un lametón en las heridas, luego volvió a chupar, esta vez sin pincharme con sus colmillos, como si el hambre cruda hubiese pasado y ahora quisiera disfrutar de su cena. Esto último lo digo porque me acercó más a él y pude notar la dureza de su pene contra la parte trasera de mi cuerpo. Además, deslizó su mano por mi cintura hasta que alcanzó uno de mis pechos y se dispuso a masajearlo. Comencé a notar un calorcito por entre mis piernas. Dios, estaba poniéndome cachonda en un mal momento que no quería que acabase.
-Constantin, por favor. Estoy desmayándome y debemos de salir de aquí.
-Y yo te necesito, Frumos. Después nos iremos…- dijo volviendo a beber de mi y a manosearme.
“Te dije que él es un vampiro, y como tal piensa primero en sus prioridades. Nuestro instinto nos hace así, cuando nos alimentamos no siempre pasa, pero a veces necesitamos también cubrir nuestras necesidades primarias, como por ejemplo el sexo. En un estado como el que está teniendo él puede ser o muy placentero o muy peligroso. No despertará hasta que lo haya aplacado” Kareemah estaba ahí de nuevo.
“Me niego” dije girándome para impulsarlo hacia atrás y alejarlo de mí. Una luz fluyó de mi mano y Constantin cayó impulsado sobre la mesa. Se levantó de prisa y se acercó de nuevo.
-¡Oh Frumos, cuanto lo siento!. Ese no soy yo, es el monstruo en mí. Yo nunca te haría eso. Permíteme que te ayude dándote un poco de mi sangre, eso te hará recuperar tu energía.
Yo podía sentirlo pero estaba deslizándome a mi inconsciente. Mi cuerpo no aguantaba más. Me cogió por el cuello tratando de levantar mi cabeza y de nuevo presentí una neblina. Otra mierda de visión y me temía que iba a tener que ver con él…

martes, 28 de junio de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 36: Odio las visiones

Siento la tardanza y pido mil perdones. Estábamos en casa de limpieza general y pintando paredes cuando recibimos la llamada que llevábamos tiempo esperando para que operaran a mi marido. Como decimos aquí, nos pilló el toro con la casa patas arriba, y entre la operación y poner todo de nuevo en su sitio no he parado para escribir. Espero que os guste el cap. Besitos.



Capitulo 36: Odio las visiones
Pese a que creí que mi vida había terminado todavía respiraba. Tal vez hubiese sido mejor estar muerta porque el dolor tan intenso por todo mi cuerpo era insoportable. Por unos largos minutos no reconocí donde estaba, ni cómo había llegado allí ni tan siquiera porqué todo me dolía… por unos interminables minutos, luego los recuerdos llegaron de golpe y la rabia fluyó por mi cuerpo dolorido. Los ojos me escocían del coraje, en esos momentos no debían de ser rojos como siempre, si no parecer dos ascuas bien prendidas. Juré con el poco aliento que conseguí reunir que si salía de esta iba a hacer sopa de picadillo con Jacob. Hurgué por mi cuerpo en busca de mis armas y debían de haberme registrado porque no quedaba ni una sola. Suspiré entrecortadamente, si tan sólo pudiese pedir ayuda… El sabor metálico a cobre sobre mis labios era solo un recuerdo más de la paliza. Por instinto relamí mis labios y degusté mi propia sangre ya seca y con asombro debo decir que me gustó, fue algo así como una pequeña recarga en mi batería interior y quise incorporarme. Armándome de valor conseguí apoyar las palmas de mis manos sobre el suelo y erguirme un poco imitando una flexión. Bueno esto iba bien, ahora a intentar levantar el tronco y sentarme. Tras cinco minutos conseguí permanecer sentada apoyándome sobre una fría pared y eché un vistazo a mi alrededor. La habitación permanecía a oscuras pero como siempre había tenido buena vista podía ver todo, supongo que es uno de los pequeños lujos de ser una humana mestiza, o vampi-humana o como me gusta llamarme, ser la hermana blanca de Blade.
Estaba en una habitación pequeña que apenas llegaría a los nueve metros cuadrados. En la pared frente a la que yo estaba usando como soporte pude ver una mesa bastante grande que ocupaba dos tercios del muro y una taquilla metálica muy ancha, a su lado tenía un lavabo y un frigorífico. Algo en la habitación me decía que era extraña, como si algo no encajase. Normalmente tengo buen instinto así que fui gateando hasta allí para investigar y usando el asidero de la puerta del Frigo conseguí levantarme. Fue bastante lento y pesado, pero lo conseguí. La cabeza estuvo dándome vueltas un minuto hasta que me estabilicé y mi cuerpo seguía lento y cansado, pero nada como conseguir alzarme para hacerme sentir mejor.
Cogí el tirador de la puerta del frigorífico pero no se abrió. Me enfoqué un poco más en la puerta y vi que tenía un candado. Probé en la taquilla y tampoco tuve suerte, también estaba cerrado. El lavabo tampoco tenía nada. Menuda mierda… pensé en que mejor me iba a la mesa y me tumbaba sobre ella a esperar a que algún hijo de puta viniese a por mí cuando todo terminara, siempre sería mejor que estar en el frío suelo. En las pelis siempre encuentras algún objeto de última hora que te sirve para escapar, pero esto es la vida real y aquí no hay nada.
Con un pequeño saltito apoyé mi culo sobre la mesa y mis pies quedaron colgando. Era un a mesa demasiado alta y daba una sensación al tacto muy fría, como si fuese hecha de acero o un material similar. Roté mi cadera hacia la pared tratando de tumbarme y noté algo medio húmedo- medio reseco en la palma de mi mano cuando cogía la posición adecuada para echarme hacia atrás sobre la espalda. Con el dedo índice y el pulgar masajeé aquello intentando adivinar qué era porque mi vista era superior pero no daba para tanto. Al contacto con mi propio calor y el roce percibí el olor, era sangre. ¿Qué coño hacía eso allí?, quise preguntarme, pero no tuve tiempo. La neblina que me llevaba a otro momento anterior me cubrió y mis ojos se cerraron. Esto no me iba a gustar…
Estuve a la deriva completamente ciega durante algunos minutos. Conseguí abrir los ojos y fue la peor decisión de mi vida, estaba mareada, la cabeza me daba vueltas y mi cuerpo era tan pesado que apenas podía moverme. Una tortuga podría hacerlo a más velocidad que yo. Levanté mis manos intentando frotar mis ojos para aclarar mi visión pero el olor a quemado y el escozor sobre mis muñecas hizo saltar mi alarma. Ignoré el dolor y acerqué mis dedos lo más que pude hasta que comprobé que estaba atada con cadenas de plata a la mesa. Pensando sobre qué cuerpo había ocupado temporalmente y teniendo hechas algunas conjeturas toqué con la yema de mis dedos sobre mis dientes y tal como había supuesto mis colmillos sobresalían.
Giré mi cabeza para verificar la habitación que al contrario de cómo estaba en mi tiempo presente ahora se veía bien iluminada. Todo estaba igual a excepción de que también había una videocámara colocada sobre un trípode apuntando directamente a mí. En ese preciso instante la puerta se abrió y entró Jacob acompañado de dos personas más.
-Hola Martin, por fin despiertas.
Como siempre que le daba la gana mi cuerpo anfitrión comenzó a moverse ajeno a mi voluntad. Martin miró fijamente hacia Jacob y le siseó.- ¿Por qué me colocaste unos grilletes?
Jacob le palmeó en el hombro y expuso la que supondría era su mejor sonrisa falsa- Ha sido por tu bien y el nuestro. Como estábamos experimentando con el láudano no sabíamos como iba a reaccionar tu cuerpo con el fármaco y decidimos atarte por nuestra propia seguridad.
-¿Y bien?-Dije en un tono agrio por el que Martín dejaba ver que no estaba a gusto con la posición en la que era mantenido sobre la mesa. Qué extraño se me hacía saber que estaba moviendo la boca y la voz que salía no era la mía, nunca me acostumbraré a ello.
-El resultado ha sido excelente. Se necesitó una dosis extremadamente alta para conseguir debilitarte por completo pero con el tiempo conseguiremos algo más concentrado y difícil de detectar. También hay que tener en cuenta que tu edad es demasiado joven para sacar conclusiones definitivas, pero es un gran paso. Cuando consigamos algún ejemplar con más años haremos nuevas pruebas.
-No recuerdo bien cuantos vasos de sangre me diste a probar, pero recuerdo que en los tres últimos noté un regusto extraño.
Uno de los acompañantes se acercó hasta la taquilla y abrió la cerradura con combinación. Me esforcé en alargar mi cuello con precaución y conseguí avistar los números, 3479. Abrió la puerta y pude ver que el armario estaba lleno de utensilios de enfermería: vías, agujas, bolsas, guantes, bisturís… cogió una bolsa, un tubo y una vía y se las dio a Jacob que volvió su atención de nuevo a mí, o sea, a Martin-Eso es lo que tenemos que conseguir que no se note para cuando regreses de nuevo a la mansión. Ellos no deben notar nada extraño en el sabor. Ahora voy a sacarte sangre y hacer nuevas pruebas.
-¡Joder! ¿No sacaste ya suficiente mientras me drogabas como para tener que hacerlo de nuevo?
-Cada una ha tenido un resultado diferente. Además, ¿qué le puede suponer un pinchazo más o menos a un vampiro? Lo único malo es que debo sacarte la sangre mientras estás despierto, si no se queda coagulada y permanece así hasta que despiertas. Por fuerza debes notar el dolor.
-Si fueses cuidadoso no sería nada, pero tú lo haces con mala idea y aunque ahora sea un vampiro duele bastante. ¿Que tenga más fuerza y aguante no significa que en algún momento no pueda doler tanto según como tu vayas a inyectar la aguja! ¿Qué diría el reverendo si viese lo que estás haciendo con un hermano que ayuda en la causa?
-Shhh… será la última vez, lo prometo.- e inyectó la vía sobre la parte interna del antebrazo. Tal y como advirtió Martin dolió como el infierno y Jacob sonrió, estaba disfrutando de ver la cara de dolor del vampiro.- Tú deja a Kern la parte política y déjame a mí que consiga su camino despejado para conseguirlo.
Los minutos pasaban lentamente entre el dolor por culpa de la vía y de mis muñecas y el mareo procedente de la droga que portaba en mi cuerpo. Cambiaron tres veces la bolsa llena con la sangre de Martin y los efectos de la falta de ella en las venas iban sustituyendo al láudano perdido. El mareo desaparecía pero el cansancio me llenaba y era muy parecido al que yo sufría por mi misma en el presente. Iban a colocar la cuarta bolsa y Martin por fin habló.
-Jacob, ¿qué estás haciendo? ¡Para o conseguirás desangrarme!-Siseando Martin tironeó de las cadenas intentando soltarse consiguiendo solo que el nivel de dolor aumentara para ambos. ¡Joder, lo que daría yo ahora mismo por no estar aquí! ¿Por qué demonios tenía yo que revivir esto? ¿Qué finalidad?
Una carcajada maliciosa resonó en la habitación mientras colocaba la cuarta bolsa en su lugar y apretaba un poco más la aguja para provocar mayor dolor en el brazo- ¿De verdad creíste que tú no terminarías como los demás? Ahora eres uno de ellos y no puedo dejarte libre, Martin.
-¡Lo hice porque tú me lo pediste! ¡Tú pediste un voluntario para infiltrarse entre los vampiros!- gritó asustado, ya sabía cual iba a ser su destino y yo iba sabiendo cosas que me dejaron helada.- ¡Tú me necesitabas para saber sobre ellos y cómo matarlos!
-Y la causa agradece tu ayuda para saber como podemos atraparlos, pero todos sabemos que lo que te impulsó a dejarte convertir en un monstruo fue el cáncer que padecías. Ahora que estás sano, ¿quién dice que cuando consigamos eliminar a toda esa escoria terminarás por eliminarte también a ti mismo? Yo no lo creo, ahora bebes y cazas igual que ellos, eres uno de ellos, ¡eres un monstruo!
Martin lloró lágrimas de sangre e imploró por su no-vida. Nada de lo que dijo cambió la actitud de Jacob. Él era un monstruo y no los vampiros. Los que lo acompañaban sacaron del armario metálico varias probetas y sustancias en las que iban vertiendo pequeñas cantidades de sangre vampira. Algunas reaccionaban al mezclarse y se prendieron. Otras se ennegrecieron pero no supe adivinar qué significaba. Otras no mostraron nada. El vampiro intentó negociar en un último esfuerzo por salvarse con información concerniente a los vampiros de Indiana, explicando la reciente llegada de la Riath a la mansión del maestro de allí y de la animosidad de un vampiro llamado Lucius sobre el maestro de Illinois. Martin sabía de una trampa que Lucius tramaba para sacar a Constantin Dinescu de su territorio e intentar acabar con él. Eso llamó la atención de Jacob que paró de aguijonearlo con la aguja y le instó a que le contara. Se negó a hacerlo si no le soltaba y Jacob explotó en ira, sacó un frasco lleno de plata líquida y tras rasgarle la camisa vertió unas gotas sobre su estómago. La carne de Martin humeó por la quemadura y gritó en agonía. Yo no podía soportar más el compartir aquel dolor y recé por salir de aquello, pero continué allí sin poder hacer nada.
-Ahora me vas a contar todo lo que sabes o te juro que antes de morir sufrirás una tortura como nunca has visto antes. Tú decides, o hablas y termino rápido contigo o lo hacemos de la forma que me hará disfrutar más.- dijo vertiendo nuevamente un poco más de plata.
Martín al final contó todo: había trazado buena amistad con Lucius por ser uno de los antiguos y pensando en que podría sacarle más información y éste al final lo metió en la operación contra Dinescu. Como vivía en Chicago pensó que era un buen enlace para meter a sus aliados en la ciudad sin levantar sospecha. Uno de los contactos que ya estaban en Chicago era Margot, que trabajaba como infiltrada en la mansión haciendo de puta de Constantin a la espera de que o él o Moretti al final la convirtiesen en vampira. Margot le había contado en una de sus reuniones para informar de lo que hacían en Chicago que a ella le daba igual quien llevara a cabo su conversión mientras consiguiera su objetivo, pero que sentía devoción por Lucius. ¡Ya sabía yo que esa perra era una chalada hija de puta que me daba mala espina!
Por lo visto el plan era meter a Bernie Prescott en la ciudad con una cautiva- en este caso Gina Banks- y dejarse atrapar por Constantin para provocar un juicio en Indianápolis acusándolo de secuestro e intromisión en territorio de otro maestro vampiro. Cuando estuviesen allí lo acusarían de traición haciendo que Margot confirmase que era Dinescu quién había preparado el rapto para derrocar a Moretti haciendo que fuese ejecutado por sentencia de Kareemah. Todo un plan retorcido propio de la mentalidad de un vampiro sediento de venganza. En todo esto Moretti iba a apoyar a Lucius con tal de conseguir que le diesen también Illinois para gobernar. Cuando Martin terminó de contar lo que sabía se quedó mirando a Jacob esperando por lo que le fuese a hacer.
-Sabes, esto nos puede venir muy bien para nuestra causa. Será un momento perfecto para eliminarlos a todos cuando estén reunidos en Indiana. ¿Cuándo van a hacer todo esto?
-Está en marcha. Prescott tuvo encerrada a la famosa bailarina en un piso que tengo y ya fue atrapado por Dinescu, aunque escapó. Pronto llamarán para decir que lo atraparon y hacerle ir allí.
-Bien, entonces debemos colarnos en los principales negocios de Dinescu y poner algunos micrófonos para que sepamos cuando partirá. El muy estúpido sigue pensando a veces como un humano y no toma tantas precauciones como hacen los demás vampiros de alto rango. Será pan comido y aprovecharé para hacer algunos destrozos en nombre de nuestra causa.
-¿Qué harás conmigo?- preguntó temeroso.
-¿Qué qué haré? Mmm… déjame pensar… ¿Matarte? No creo que tengas ya nada que pueda servirme y has demostrado que traicionarías a cualquiera con tal de salvar tu culo y tus colmillos. Eres basura, Martin.- dijo cogiendo una estaca y acercándose de nuevo a él. Justo cuando creí que nos mataría a los dos ya que mi espíritu también estaba allí en ese momento, Jacob pareció pensárselo mejor y volvió de la taquilla con algo parecido a una navaja grande y una sierra- Creo que al final sí servirás para algo más en nuestra causa. Voy a cortarte en pedacitos para comprobar si después del cambio de humano a vampiro el cuerpo es exactamente igual o varía. Siento curiosidad por comprobar cómo la sangre os mantiene.
-¡Noooooo!
¡Dios, Jacob está loco! Un temor me inundó, no sabía cómo salir de allí. Estaba tan cansada, nerviosa y bloqueada que no conseguía concentrarme para querer estar de nuevo en el presente. Probé a chillar, probé a patalear pero nada servía, seguía viendo a Jacob acercarse a mí. Me pregunté a mí misma donde estaban todos, Donovan, Mina, Kane, Dinescu, mi abuela… quería que en esos momentos hubiese alguien conmigo para ayudarme a escapar. Entonces escuché una voz lejana.
-Evelynn, ven. Vuelve a mí, te necesito. Despierta.
No reconocí la voz pero me calmé lo suficiente como para volver a escucharle hablarme.
-Evelynn regresa. Eres la única esperanza que tengo, ven.
La neblina me envolvió en el momento justo que Jacob se lanzaba con el cuchillo sobre Martin e hice ademán de respirar con mi espíritu incorpóreo. De nuevo escuché la voz.
-Evelynn, necesito ayuda. Por favor, frumos. Búscame.
Por fin reconocí la voz. Me estaba llamando Constantin.