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miércoles, 28 de julio de 2010

Moonlight Capitulo 30

Capitulo 30

Otro pequeño movimiento por parte de él le indicó que comenzaba a reaccionar más firme. Arrimó un pequeño caldero con agua que April había dejado para poder limpiarle las heridas y se rasgó los bajos del vestido para usarlos como toalla.
Escurrió bien la tela y le limpió el rostro para poder contemplarlo, estaba más delgado, pero para ella estaba igual de hermoso que la primera vez que lo vio. Volvió a remojar el trapo y le quitó como pudo lo que quedaba de sus pantalones rasgados para poder asearlo por completo. Cuando llegó a la parte superior de sus piernas y suavemente le lavó, su pene reaccionó y ella se sobresaltó ante la facilidad con que lo hizo. Decidió terminar de asearlo antes de ponerse manos a la obra con su idea de tratar de reanimarlo y terminó por último con su pecho y abdomen. Cortó otro trozo de tela y le fue secando allí con pequeños toques ligeros hasta que sin darse cuenta sus manos abandonaron el trapo para dedicarse ella misma a masajearlo.
Sus dedos iban trazando lentos círculos alrededor de su pecho en una suave sinfonía de ritmos tentadores. Su boca volvió a juguetear con ínfimos roces sobre la boca de él, incitándolo. Para ella, cada toque que le proporcionaba era la promesa no dicha de una pronta recuperación y un intento de demostrarle que lo necesitaba despierto más que nunca. Si reaccionaba a sus toques significaría que todavía había esperanzas de terminar con el propósito por el que había vuelto, salvar a su gente de un angosto final esclavista en manos de Oliver y recuperar el trono perdido.
Valiant tardó un poco más en abrir los ojos de lo que esperaba, la tortura a la que había sido sometido y la gran perdida de sangre había mermado sus fuerzas. Pero cuando Giselle aceleró el ritmo y la intensidad de sus toques su corazón latió más deprisa, sus pulmones se hincharon tanto que pensó que estallarían y la fuerza perdida poco a poco volvió a su ser. La miró con ojos ansiosos, llenos de lujuria y deseo a través del tono meloso dorado que tomaron sus iris.


-Podrías ser una buena enfermera, sabes exactamente cómo hacer que me despierte lleno de energía y ganas por poseerte- le dijo en un tono ronco ardiente y después alzó sus brazos para atraparla y acercarla más a sí mismo.


Giselle le sonrió en respuesta y se lanzó hacia su boca con ansia. Nunca había sido ella la que tomara la iniciativa y esta vez tenía claro que quería ser ella la que se ocupara primero de él. Apoyó una mano en el suelo para no poner su peso en las heridas que todavía estaban sanando y la otra la encauzó hacia sus partes íntimas, lo que le valió un sexy gruñido de él que la envalentonó más. Lo masajeó con delicadeza hasta dejarlo duro como una roca y dispuesto para ella. Poco a poco fue descendiendo por su abdomen con un reguero de besos hasta alcanzar su objetivo, la ingle.
Valiant se incorporó rápidamente tirando de ella hacia arriba dispuesto a darle placer primero como siempre hacían y tuvo que frenarlo poniendo una mano en su pecho para indicarle que la dejara continuar.


-Giselle…


Fue lo único que pudo decir cuando ella posó su boca en la punta de su pene y chupó ávida. Luego continuó con lentos lametones para después cambiar de nuevo a una succión intensa, mirándole fijamente a sus ojos para poder ver la expresión de su rostro y eso lo excitó más aún, poniéndolo en el borde del éxtasis.
Valiant ya no pudo aguantar más la espera y contraatacó cogiéndole por debajo de los brazos para subirla encima de él a horcajadas. Deslizó una mano por debajo de la falda y llegó hasta sus ingles. Con gran maestría desgarró las braguitas e introdujo un dedo en ella, estaba preparada y húmeda sólo con haberlo visto a él excitarse.
Giselle apartó delicadamente la mano para poder introducirse ella misma su miembro y poco a poco se deslizó hacia abajo provocándoles a los dos un jadeo sonoro. Lo cabalgó con ansiedad, necesitando sentirlo dentro de ella como nunca antes.
Valiant se dedicó a besarla duro tras dejar a sus manos volar por su espalda en busca de su trasero para masajearlo con firmeza en las embestidas que cogieron un ritmo escalofriante para hacerlos llegar juntos al orgasmo. Los gritos de placer fueron ahogados entre sus bocas unidas por temor a ser descubiertos y cuando por fin dejaron de temblar él la levantó con cuidado para llevarla hasta la mesa de torturas y sentarla con su miembro todavía dentro, tenían que esperar todavía un rato para poder salir de ella.
Pasaron unos hermosos minutos besándose hasta que él pudo salir. Ella le miró con ojos relajados esta vez.


-Hubiese preferido un encuentro en un sitio más bonito, pero quería que te recuperaras pronto.


-¿Cómo supiste que así podría hacerlo?- le dijo subiéndole la ceja sospechosamente pero a la vez con una sonrisa.


-Savage. Se fue con April para conseguir lo propio y por eso me enteré. Él estaba en mejores condiciones que tú cuando os encontramos. Toma, vístete con esto, me lo dio Wolfgang ayer pensando en que podías necesitarlo.


Le extendió unas ropas y mientras él se vestía le explicó todo lo que habían pasado para llegar hasta allí. Cuando iba a contarle lo de sus hermanas sintieron los pasos de Savage y April que volvían a buscarlos. April le silbó al verlo.


-¡Uau, menudo cambio! Tu rostro vuelve a ser el de siempre y ya no hay marcas de heridas en él. Es una suerte tener vuestra naturaleza, esa facilidad para sanar.


Savage se acercó para palmearle contento por verle de nuevo bien y los alentó a irse pronto. No sabían cuánto podía durar y cuanto efecto tendría el somnífero que habían echado en las bebidas.
Cuando llegaron a los dormitorios de la guardia de élite el soldado que estaba de guardia seguía dormido. Lo cogieron entre los dos y lo bajaron a la celda para atarlo por si despertaba. Optimus estaba esperando en la entrada de los dormitorios haciendo de vigía. No tenía el cuerpo todavía sanado del todo, pero claro, él no había estado con ninguna mujer.
Caminaron por los pasillos con sigilo y agachados en dirección al área privada de Valiant, una torre del mismo estilo que la de Isobel. En su dormitorio predominaba el negro y el verde, en concordancia con sus ojos y su pelo. El baño era de un azul intenso y las vidrieras de los ventanales eran de múltiples colores formando el escudo de la familia.
Valiant se aproximó al armario, apartó hacia un lado las ropas que colgaban en él y tiró de una cuerdecita pequeña para dejar entrever un doble fondo de donde sacó espadas para ellos y un par de pequeños puñales para ellas.


-Usadlos sólo si estáis en peligro. No quiero que os metáis en la pelea, así que manteneos alejadas. Es hora de ir a por Oliver.

1 comentario:

  1. OH! que buen capitulo
    y que buena forma de recuperarce
    espero el siguiente :)
    proximamente la derrota de oliver jajaja

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