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lunes, 31 de mayo de 2010

Saga "La Mediadora", El comienzo Capítulo 4 : Buscando a Gina Banks

No tardamos mucho en llegar a South Shore. El Beetle iba a todo correr entre las calles de Chicago. No estoy segura de si Vince estaba más preocupado por mantenerse en el asiento o por si iba a ensuciar la tapicería con lo que había sido su desayuno, pero lo que estaba claro es que maldijo en alto unas cuantas veces antes de que terminase de estacionar.
El centro cultural estaba casi en la entrada del barrio, pero preferí hacer primero un poco de investigación en los alrededores. Visité unas cuantas cafeterías tratando de sonsacar algo a los camareros y, aunque creí que nunca sería capaz de decirlo, mi estómago dijo que si tomaba un sólo café más iba a provocarme una úlcera de por vida después de vomitar.
Cuando ya casi había perdido las esperanzas me topé con un grupo de chiquillos jugando con piedras en una pequeña placeta aislada. El juego era como los que yo había jugado de pequeña, donde se pintan unos cuadrados en el suelo y lanzas una pequeña chanfleta para luego ir saltando a la pata coja a buscarla. Me acerqué bastante hasta ellos tratando de hacerles unas preguntas, pero ellos me ignoraron y siguieron con su juego. Debían ser de los pocos niños que sí hacían caso a sus padres con lo de “no habléis con los extraños”, porque ni uno sólo alzó la cabeza.
Vince tiraba de mí para irnos, pero yo me negaba.


-Te digo yo que aquí donde los ves, ignorándonos, si pasase algo por los alrededores y tuviese que acudir la policía, estos briboncillos darían nuestras descripciones con pelos y señales- le susurré- Normalmente los niños tienen una memoria impresionante, son esponjas absorviendo toda la información que les rodea.


Vince seguía en sus trece, pero yo me zafé de su agarre y di un paso al frente, metiéndome de lleno en una de las líneas de su juego.


-¡Oiga señora! ¡Que no nos deja jugar!


-¡Coño, llevo un buen rato tratando de hablaros y hasta ahora creía que estábais sordomudos!


-No estamos sordos,- me espetó el más mayor- pero no la conocemos.


-Pero eso es fácil de arreglar, soy Eve, periodista del “Exclusive News”. Y éste es mi amigo Vince, el fotógrafo.


Le extendí mi mano para que la estrechase, y como pensé que iba a pasar, él la estrechó orgulloso de que lo tratase como a un mayor. Vince puso sus ojos en blanco pero no se atrevió a decir nada después de que le intimidase con un gesto de mi mano, bajándome las gafas de sol un poco y entrecerrando la mirada.


-Soy Scott...¡Hey! ¡Eres uno de esos montruos!- chilló en tanto retiraba rápidamente su mano como si lo hubiese quemado.


-No lo soy, tengo un problema genético que hace que se vean así. ¿Alguna vez has visto algubno de esos montruos de los que hablas andar por el día?


-Los Were lo hacen, a lo mejor eres un were.


Suspiré. Hacerles confiar en mí iba a ser más difícil de lo que creía.Puse mi mente a trabajar rápido y encontré algo que quizás hiciese que me ayudasen. Eso si sabían algo.


-Tampoco soy un were, ya te lo he dicho, soy periodista. ¿Tan malo es que quiera haceros unas preguntas y sacaros una foto? Si a mi jefe le gusta lo que consigo, quizás podríais salir en el periódico y...


-¿De verdad? ¿Qué quieres saber?- Scott ya no era reacio a mi persona, por lo visto una foto en un periódico era algo impresionante. Yo le sonreí.


-Simplemente necesito saber si habéis visto a esta mujer.


Les mostré una foto de Gina Banks y después de que la pasasen por todos sus pequeños ojos, una niña la reconoció. No estaba muy segura porque decía que la mujer que había visto estaba algo “estropeada” comparada con la fotografía, pero de que la había visto por el barrio en la zona más lejana sí, e incluso alguna vez por el centro cultural, pero siempre de noche.


¡Bingo!-pensé.


Tal y como había prometido, Vince tuvo que hacerles una fotografía. Les dije que si mi jefe no me dejaba publicarla, por lo menos les daría una copia. No les hizo tanta gracia pero se conformaron.
Estuvimos todo el día haciendo preguntas aquí y allá, pero seguimos sin saber donde residía.Paré en el centro cultural para comprobar cuando habría alguna representación nueva que quizás interesase a Gina Banks. Por suerte para mí hoy comenzaba a representarse una nueva obra,- una versión musical de Hamlet- así que me saqué una entrada cuando mi compañero no estaba pendiente de lo que hacía. Mis investigaciones me gusta más hacerlas sola y pensé que Vince estaba algo cansado ,así que lo llevé a su casa. Tenía su número de teléfono y llegado el caso de que lo necesitase, lo llamaría.
Comprobé mi reloj y eran pasadas las tres, así que tenía algo más de tres horas para que se hiciese de noche completamente e iba a aprovechar para dar una cabezadita por si tenía que estar de guardia durante mucho tiempo.
Llegué al piso y antes de acostarme llamé a Roberts para informarle de que iba a tener que hacer unas cuantas horas nocturnas para el trabajo que me había pedido. Por supuesto él maldijo en todos los idiomas que se ocurrieron, pues las horas extras- sobre todo las de noche- constaban en mi contrato en un salario altamente superior al de las horas diurnas. Traté de explicarle que estaba tras una pista importante sobre el paradero de Gina Banks y cuando por fin escuchó me dijo que lo hiciese, no antes de maldecirme de nuevo. Yo me reí en tanto me colgaba todo furioso.


Sí señor, mi jefe y yo vamos a hacer un buen tandem: él me maldice y yo en respuesta me río en su cara,- o por teléfono, dado el caso- con lo cual lo saco más de quicio. Punto para mí esta vez.


Saqué mi ropa y toda la munición que cargaba en un suspiro, puse la alarma en el reloj y me arrojé en la cama. Dudé un poco y al final me levanté para cojer mi Beretta de 9mm y depositarla bajo mi almohada, muy cerca de donde suelo poner mi mano. No sé por qué, pero siempre he creido que algún día me podría auxiliar allí metida, Por favor no me llaméis paranoica, sé que realmente lo soy, pero a nadie le gusta sentirlo en los labios de otro que no sea uno mismo.


Dormí muy a gusto después de sentirla un par de veces y entrar en ese sueño profundo. Lo malo vino cuando la alarma sonó a la hora fijada y Mina entró en mi habitación a la vez. Antes de que pudiese decir nada yo estaba apuntándole en el centro de la frente tras haberme incorporado en posición de disparo.


-¡Jesus! Se que un día tengo que morir como todo el mundo, pero por favor no lo adelantes tratando de asustarme. Cualquier día lo consigues, tengo el corazón rozando la campanilla de mi garganta.


-¡Tú si que me asustaste! ¿No te enseñó tu mamaíta a llamar antes de entrar?


Mina se cruzó de brazos, toda enfurruñada, y me espetó.- Recibí una llamada de Micky, diciéndome que no habías perdido el tiempo en solicitar horas extras nocturnas, así que pensé que quizás te habías echado un rato para mantenerte despierta esta noche.


-Tengo mis motivos, lo que me ha encargado tu querido Micky requiere que trabaje en la noche. Y hablando de eso...¿por qué cojones me has puesto en un listón tan alto frente a él? ¡Me ha pedido que haga una investigación que ninguno de los otros periodistas más expertos ha conseguido!


Mina se tapó la boca avergonzada- Yo sólo quería asegurarte el puesto, no hacer que hagas algo que te sea imposible. Quizás si me dices de qué se trata...


Le señalé con un dedo alzado- Yo no he dicho que me sea imposible, sólo que creía que empezaría por alguna cosa estúpida, como perseguir al cantante de turno que todas las niñatas quieren y hacer una entrevista absurda donde me cuente cual es su color favorito o qué comida le guste más, no que me mande a localizar a... ¿Sabes qué te digo? ¡Que no te voy a decir nada, no me vas a pisar la noticia! Os demostraré a todos que soy capaz de lograrlo, y cuando acabe le meteré las facturas de todos los sitios a los que tengo que ir a Micky, posiblemente en el culo para que vea que no me hace gracia trabajar haciendo extras.


Eso último hizo sonreir a Mina en tanto salía- Sería bueno verlo, lo de Micky poniendo la cara tiesa y preguntándome si es por la cantidad de dinero de las facturas o por si es por culpa de por donde las estaría leyendo...


Le tiré una almohada a la cabeza y casi hago blanco. Mina sabía lo que le iba a hacer y estaba preparada.
Tras este amago de diversión me fui a ducharme porque tanto vaivén por Souht Shore me había dejado pegada a mi ropa por culpa de mi gruesa chaqueta que, a pesar de ser muy acogedora para el frío de la calle, era muy caliente para callejear dentro del coche. No me la había quitado en todo el día para que Vince no me viese la funda del arma.


Miré en mi armario para buscar algo que encajase con la perspectiva de que iba a ir a ver un espectáculo, aunque realmente no era ese el asunto. Un top ajustado en color rojo, de mangas amplias y unos pantalones negros casuales entraban dentro del grupo arreglada-pero-informal que me gustaba más para lucir. Unos botines de tacón ligero por si hay que correr tras la noticia y un intento de amagar mi cabello y estaría preparada. Lo de los botines fue fácil, amagar mi cabello fue otra cosa. Lo recogí en la parte superior con un par de horquillas y la parte de atrás quedó suelta, salvajemente ondulada, y era lo único que mi pelo iba a dejarme hacerle. Un mechón de flequillo se soltó a un lado de mi frente y recé por que el resto no se soltase antes de darme unos toques de maquillaje y comenzar a ponerme las armas. Las muñequeras de mis cuchillos no asomarían si tenía cuidado con los movimientos en mi brazo y el arma no podía llevarla donde siempre si iba a tener que quitarme el abrigo. Lo mejor que podía hacer era meterla en mi bolso. Metí también la grabadora y la libreta que Vince me había dado junto a mi nuevo teléfono del trabajo. Agregué unos pequeños prismáticos y di gracias al cielo de que mi bolso era enorme. Un chequeo rápido y estaba lista.


Cogí el ascensor para bajar a los aparcamientos subterráneos y coger mi Beetle. El chico que trabajaba como guarda del aparcamiento ya me había visto unas cuantas veces entrar y salir de allí, así que en cuanto vio mi coche acercándosele, levantó la barrera y me dedicó un amable saludo antes de volver a sus asuntos dentro de su caseta.


Souht Shore parecía no haber cambiado desde que me fui. Salvo porque ya era de noche, la gente seguía caminando de acá para allá con el mismo fervor que a la luz del sol. Era un barrio muy dedicado a la diversión.
Esperé hasta el último aviso de que el espectáculo empezaba para entrar, tratando de ver a todos los que iban a verlo por si Gina estaba entre ellos. No hubo suerte. Quizás ya estuviese en el centro antes de mi llegada y por eso no la había visto, o incluso pensé que para mi mala suerte esta noche no vendría.
Caminé por el pasillo hasta las escaleras que me conducía al palco que había pedido. Pertenecía a la fila de palcos más alta, en la zona frente al escenario,por lo que tuve que subir tres plantas para acceder a él. Era un palco pensado para dos personas, así que tenía una buena porción de espacio por la que poder mirar a todos lados y comprobar todo.
La gente parecía pequeña desde allí, tantas cabecitas en sus asientos, esperando pasárselo bien. Mi visión de sus rostros no era la mejor pero para eso me había traído mis prismáticos.
La obra arrancó con suaves acordes de violín y yo comencé a escanear todo con los prismáticos. La luz en la sala era ahora tenue y los focos estaban enfocados en la representación del escenario, donde unos jóvenes cantaban ópera. Me pareció ver a Gina en un par de ocasiones, pero no era ella. Para cuando terminé con todas las butacas de la parte inferior estaba mareada con tanto rostro. Sólo había tenido un momento de diversión cuando pillé a un muchacho tratando de meterle mano a la chica que tenía al lado y ella le dió un manotazo, aunque luego se dieron un besito para hacer las paces.
Seguí haciendo un barrido por la primera planta de palcos y tampoco me fue mejor. En la segunda planta tuve suerte. El palco que estaba más cerca del escenario en la zona de la derecha tenía como ocupantes a una mujer y un hombre. Él se veía apuesto y elegante, embutido en un traje de chaqueta gris osuro bastante ajustado, mientras deslizaba ligeramente un par de dedos por el brazo de ella, que se estremecía con cada toque por parte del hombre. Ella tenía el rostro apagado y triste. Estaba segura de que esa mujer era Gina Banks aunque lucía ligeramente decaída y poco tenía que ver con la imagen sonriente y esplendorosa de la foto que yo llevaba conmigo.
El primer acto terminó justo en ese momento y todo el mundo se levantó para tomar un descanso en las cafeterías instaladas en cada planta. Yo iba a marcharme hasta la zona donde estaba Gina, pero la mirada sorprendida que el hombre dedicó en mi dirección me alertó de que a lo mejor me había pillado observándolos. Antes de salir corriendo por las escaleras hasta allá me percaté de que él no me estaba mirando a mí, sino al palco al lado del mío.
Quité los prismáticos de mis ojos y giré la cabeza hacia mi izquierda. En ese momento vi a Constantin Dinescu en el palco de al lado, de pie como si fuese a salir de allí y mirándome divertido, quizás por la cara de sorpresa que tuve al verlo.
No me lo pensé dos veces para irme, agarrando mi bolso y el abrigo en un puñado. Mientras iba hacia la zona de la derecha para alcanzar a Gina estuve pensando. Ese hombre estaba sorprendido al ver a Constantin, quizás era uno de sus sirvientes y había hecho algo para temerlo. Si era así no creo que se quedasen para ver el final de la obra, así que me acerqué a la salida a esperarlos.
No había recuperado el aliento cuando los vi dirigirse hacia un taxi. Salté como una loca hacia donde había dejado mi Beetle. Tiré el bolso y el abrigo al asiento de al lado, me puse el cinturón y arranqué.
El taxi dió unos cuantos rodeos antes de encaminarse por fin a su destino, la zona más alejada de Souht Shore, a unas tres manzanas de donde yo había estado hablando con Scott y los demás niños. Aparqué a doscientos metros de ellos y salí corriendo en su dirección tras haber metido mi Beretta en la parte de atrás de mi cintura.
El hombre la conducía hacia las escaleras de un edificio medio ruinoso, llevándola cogida del brazo. Ella intentó retirar su brazo, pero él apretó un poco más. Gina soltó un leve quejido y no lo intentó de nuevo. Yo estaba ya a unos metros escasos de ellos cuando grité.


-¡Gina!


Los dos se giraron hacia mí. Ella llevaba un par de lágrimas deslizándose por su rostro a causa del dolor que palpitaba en su brazo y él me miraba con ojos entrecerrados.


-¿Qué quieres?- me dijo en tono furioso.


Yo lo ignoré y me centré en el rostro de Gina- ¿Eres Gina Banks, verdad?, hay un montón de gente preocupada por saber donde estabas. Pensaban que te había ocurrido algo. Soy...


-¡Déjanos en paz!- el tono amenazante con el que él me habló me indicó que allí había algo más que un tórrido romance oculto. Aquí pasaba algo.


-¡Ayúdame!


Esas palabras fueron las únicas que Gina me pudo decir porque él la empujó hacia la pared, haciendo que se estrellase y cayese desplomada antes de dirigirse hacia mí. Antes de poder moverme recibí un fuerte golpe en el pecho y un pequeño destello me cegó por un par de segundos. Sentí al hombre chillar echándose hacia atrás, con los ojos totalmente rojos y unos colmillos sobresaliéndole de la boca.


-¡Joder, eres un vampiro!- le grité antes de pegar un par de saltos karatecas que me ayudaron a lejarme de él. Estaba recuperando el aliento y cogiendo mi arma a la vez para apuntarle. Sentí un ligero chorro líquido cayendo sobre mi pecho. Toqué sobre él sin apartar la vista del vampiro y elevé mis dedos para comprobar que él me había arañado y hecho una herida por la que sangraba. Mi amuleto no estaba.y un pequeño zumbido comenzó a sonar en mi cabeza.


-¿Qué eres? ¿Qué me hiciste?- el vampiro sonaba a shockeado, pero ya se estaba recuperando y volvió a la carga.


No se por qué, pero esta vez lo ví venir hacia mí y me preparé para bloquear su golpe. Mis movimientos eran ahora más gráciles y lo sorprendí tratando de endosarme otra garra en el brazo donde llevaba el arma. Le pegué un codazo y estoy segura de que si necesitase respirar hubiese echado todo el aliento por el golpe, pero me conformé con sentirlo gruñir de dolor.
Le apunté con el arma en el pecho, justo en el corazón.


-Yo que tú no trataría de lastimarme de nuevo, te metería un balazo en el corazón.


-¡Eres idiota, las balas no me hacen daño!- escupió.


-Puede ser, pero voy a comprobar la teoría esa de que si son de plata te voy a dejar seco- le contesté yo.


Abrió mucho los ojos y volvió a la carga tratando de morderme. No le dí tiempo a nada porque disparé y la bala se le incrustó justo donde le dije, lanzándolo hacia atrás en una postura grotesca.
Recibí un golpe en la mano donde portaba el arma, y salió despedida hacia la pared donde estaba Gina tendida.
Dos vampiros más estaban sobre mí tratando de golpearme de nuevo, Serían sus compinches y yo no estaba dispuesta a dejarme ganar. Los empujé con un par de golpes de mis piernas al saltar. Caí rodando por el suelo mientras uno de ellos me perseguía. Iba a echarse sobre mí cuando yo estaba apoyada con una de mis rodillas en el suelo y la otra pierna flexionada delante de mis manos. Para cuando él trató de cogerme yo había sacado uno de los cuhillos y lo estaba pasando por su pecho, rumbo al corazón. Cayó inerte a mis pies.
Escuché un forcejeo a unos pasos y giré para ver al señor Dinescu luchando contra el otro vampiro. La palabra exacta no era que luchaba, más bien bailaba sobre él en ligeros movimientos empuñando una katana. Para cuando terminó su “baile” el vampiro estaba cortado en pedacitos.
Se encaminó hasta Gina y la recogió suavemente entre sus brazos tras sacar la llave que abría la entrada al piso.


-No es el lugar ideal para que tuviesemos un encuentro, pero es lo que hay. Por favor, acompáñame para dejar descansar a la señorita en su cama.


-¿Y no habrá más de estos por allí?- dije señalando hacia los vampiros tirados en el suelo.- No puedo irme antes de llamar a la policía y contarles lo que ha pasado. Soy respònsable de sus muertes.


-Elliot se encargará de avisarlos y esperarlos. Ven conmigo, o cuando esta mujer despierte estará asustada al verme. Además, Bernie Prescot no está muerto, las balas de plata solo nos retrasan a la hora de curarnos.


Lo pensé un poco, pero al final lo seguí tras recoger mi arma.

3 comentarios:

  1. Porfin el esperado encuentro!!!
    Y como pelea Eve jeje
    Estuvo muy bien explicado el capi :P
    Ahora me dejas con ganas de mass. Besoss

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  2. wow una chica de accion jeje genial
    y que casualidad que llega el tal Dinescu al rescate

    espero el prox cap

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  3. OMG!!!!!!!!!!
    quiero otro capi...!!!!
    encerio Miaka, me has atrapadoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

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