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miércoles, 10 de marzo de 2010

Moonlight Capitulo 8

Capitulo 8

Cuando Giselle llegó a casa se encontró con Valiant en el sofá, muy atento al video de aprendizaje, y a Savage y April bailando muy divertidos con la música que habían puesto. April trataba de enseñarlo a bailar a su manera, o sea, a base de restregones contra su cuerpo.
-¡Pero April! Así no va a aprender nada de nuestro idioma.
-Pues yo estoy disfrutando de lo lindo con ese baile que le estoy enseñando, podría servir de gogó en cualquier disco, ¡fíjate cómo se mueve!
La verdad es que no lo estaba haciendo nada mal, pensó Giselle. Colocó las bolsas en uno de los sofás mientras los llamaba para decirles que les había traído ropa para que se vistieran. Los dos escudriñaron las bolsas mientras que iban a quitarse las sábanas.
-¡No, no, no! Subid arriba- señaló las escaleras- Delante de nosotras no.
Valiant asintió comprendiendo y le pegó un tirón del brazo a Savage para que le siguiera.
Savage sacó una maquina de afeitar y el bote de gel de afeitar, enseñándoselo a April para que le explicase. April le señaló la pequeña barbita rubia de su cara y el sonrió comprendiendo.
Cuando bajaron vestidos lucían para comérselos. Se habían atado el pelo y se habían afeitado minuciosamente.
Giselle preparó café y colocó en la mesa de la cocina las tazas, los cubiertos y la bandeja de pastelitos surtidos que había comprado en la pastelería.
Se sentaron a la mesa para merendar y los dos dijeron al unísono “gracias” en el idioma de ellas.
-Fíjate, al final tus videos van a servir.
-Y yo que había pensado llevarlos a algún colegio para que les sacaran uso…
-¿Qué vas a hacer con ellos?
-Aún no lo sé. Dicen que no conocen esto y se ven muy perdidos, no sabían ni lo que era el gel de afeitar, así que lo podrían pasar muy mal por ahí.
Savage y Valiant llevaron las cosas al fregadero para lavarlas. Valiant se fijó en las puertas medio caídas y se agachó para examinarlas. Al abrir las puertas encontró una caja de herramientas y buscó dentro un destornillador. Sin más se puso a arreglarlas con bastantes problemas para estar en cuclillas debido a su altura.
-Oye Giselle, ¿por qué no les dejas que se queden unos días? Quizás podrían arreglarte los desperfectos que haya en la casa a cambio de hospedaje.
-No se… Aunque ahora disponga de algo de dinero por las ventas en la galería no es que tenga mucho como para mantenernos a los tres por mucho tiempo.
-A mí Savage me ha encantado, si quieres me lo llevo conmigo a casa. Pero ya sabes que no paso mucho tiempo allí, te tendrían todo el rato haciendo de chófer para verse.
Si lo prefieres te doy dinero hasta que ellos encuentren trabajo y puedan buscarse algo que alquilar. De todos modos ahora íbamos a irnos a mi casa de la playa para descansar, y nos iremos.
-¿Y que hacemos con ellos? No podemos dejarlos aquí si no saben nada de cómo usar las cosas.
April sonrió maliciosa- ¿Quién dice que no se vienen? Vamos a pasar la mejor semana de nuestra vida, Tú y yo acompañadas de dos tíos buenorros, que como no saben nada de nuestro mundo, harán cualquier cosa que les pidamos. – Apuntilló- Cualquier CO-SA.
Giselle rodó sus ojos- Ya estás pensando en lo de siempre.
-Si. Siempre estoy pensando en que hace falta que te den una buena sacudida, sobre todo en la zona de la ingle. Piensa que esto será una experiencia nueva, tú, la remilgada, la anti-citas-porque-todavía-estoy-dolida, compartiendo casa con dos hombres. Será un shock para Connor cuando se entere.
-Connor no tiene que enterarse de esto.
-¡Oh si! De eso me encargo yo.
Giselle decidió hacer como que no la oía, dijese lo que dijese iba a hacer lo que le diera la gana. April es así de testaruda. Para pasar de ella se dedicó a mirar hacia el fregadero, se sonrojó mientras veía a Valiant agachado arreglando la puerta y se giró para mirarla con una sonrisa. Un solo vistazo de su cara cuando April le había estado comentando lo de la sacudida y ya estaba sintiendo un calorcito subiéndole desde las puntas de sus pies hasta la ingle, dándole en todo su centro. Tuvo que contener un jadeo mientras apretaba los dedos contra el borde del respaldo de la silla que tenía delante. ¿Qué demonios le pasaba con este hombre que conseguía que se olvidase de todos sus principios morales?


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Valiant se levantó para comprobar como había quedado la puerta y sonrió ante el resultado. Savage había estado observándolo.
-Desde luego ese ingenio que has usado durante mucho tiempo para hacerle trampas a Oliver tenía que servir para algo más. Ha quedado como nueva.
-Y he visto que hay unas cuantas cosas más que arreglar. Un grifo en el baño, un trozo del tejado sobre el desván, la valla trasera, la caseta del perro… Se lo podríamos arreglar, después de todo se están portando bien con nosotros.
Las mujeres se acercaron a ellos muy sonrientes.
-¿Os gustaría ir unos días a mi casa de la playa? Giselle se viene conmigo.
Entendieron palabras sueltas que recordaban de los videos que habían visto: ir-días-casa-playa-Giselle-conmigo.
-Creo que quieren que las acompañemos a la playa unos días- explicó Valiant.
Savage se encogió de hombros.- A mí me da igual, no es que tengamos muchas opciones aquí.
April le susurró a Giselle- ¿Qué dicen? ¡Dios, esto de no entender nada me está matando!
-Están diciendo que si, o eso me ha parecido entender.
-¡Estupendo! Mañana paso a por vosotros. Voy a decirle a Martina- la mujer que cuida su casa de la playa cuando no está- que al final seremos cuatro y que prepare los otros dormitorios para mañana cuando lleguemos.- su teléfono sonó- ¡Uy! Es el chico con el que tenía la cita, tendré que inventar algo que decirle. Hasta mañana.
Se despidió con la mano mientras colgaba su bolso en el hombro y abría su teléfono para saludar con una voz melosa a alguien llamado Oscar mientras salía de la casa. Giselle estaba sorprendida de la facilidad con la que April buscaba la manera de arreglar las cosas con sus citas.
Tomó una respiración profunda y se giró para ver que los dos hombres estaban esperando saber qué hacer ahora. Rememorando el idioma lo mejor que pudo les habló despacio para que la entendiesen.
-Mañana April vendrá a buscarnos. Voy a preparar una habitación para vosotros.
-Deja que te ayudemos. Estás haciendo mucho por nosotros.
Se asombró de lo rápidamente que estaban aprendiendo el idioma, la frase había sido dicha casi con las palabras perfectas.
-¡Dios! Si hubiese tenido alumnos con esa capacidad para aprender, nunca hubiese dejado de dar clases.
El dormitorio era de dos camas, el mismo que había tenido cuando pequeña en casa de sus padres. Era de estilo infantil con tonos rosas y malvas, pero estaba bien cuidado y lo había compartido con su hermana Jane, que ahora vivía al otro lado del océano. Le dio pena deshacerse de él, así que restauró ella misma los pocos desperfectos que tenía y lo trajo a su casa cuando la compró.
Después de poner las sábanas, fueron a ojear por la casa buscando todos los desperfectos para hacer una lista con las cosas que necesitarían para arreglarlos.
Iban a entrar en una habitación exterior junto al garaje cuando Giselle los llamó para que no la abriesen, explicándoles que esa era su zona de trabajo y que había muchas cosas por medio como para que entraran y se mancharan.
Para cuando terminaron de echar un vistazo a todo se estaba oscureciendo y entraron en la casa. Giselle ya estaba preparando la cena, estaba cortando verduras. Valiant le quitó el cuchillo de las manos mientras se ofrecía a cortarlas él mismo y Savage fue a preparar la mesa. Como siempre les había gustado meterse en la cocina del castillo, sabían bien como hacer una buena comida.
Después de cenar y recoger la mesa, les colocó una jarra con agua en la mesita junto a dos vasos. Había dejado abierta la ventana para que el aire fresco de la noche aliviara el calor de la habitación. Les enseñó como encender y apagar el ventilador por si lo necesitaban y les indicó una pequeña televisión que había puesta en una esquina, por si no podían dormir y les apetecía ver algo. Les dio las buenas noches y se marchó.
Savage estaba mirando toda la habitación mientras se sentaba en una de las camas- Tío, esto es muy…rosa. Recuérdame que cuando volvamos a casa no podemos decirle a nadie donde estuvimos durmiendo, perdería mi cosa con las chicas. Me verían muy blando.
-Ojala podamos volver pronto. Temo por Nínice. Si Isobel anda metida en todo esto la pobre tiene que estar pasándolo muy mal. Tengo que encontrar la forma de desenmascararla, a ella y a Oliver.
Pusieron la televisión en voz baja mientras se tumbaban para coger el sueño. Comprobaron que en esas camas les iba a ser muy difícil dormir, pues los dos eran demasiado grandes para el tamaño de ellas. Ya se habían dado cuenta de eso cuando durmieron en la cama de Giselle. Por culpa de tener que flexionar mucho las rodillas y contraerse para poder entrar fue por lo que se rozaron el culo.
Al final cayeron dormidos mientras contemplaban la luz de la luna recordando con tristeza su querido bosque.

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