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lunes, 29 de marzo de 2010

Le Theatre des Vampires Capitulo 13

Capitulo 13

Jean Luc y Maximilien se marcharon al cabo de un rato para acompañar a las chicas a su casa, incluso Kim decidió irse con ellos y aunque Jake estaba un poco reticente, al final lo convenció. Dijo que si cuando Dominique le aseguró que cuidarían de que llegara bien a casa. Se notaba que a Kim le había gustado Jean Luc y no quería dejar escapar la oportunidad dejándolo solo con sus amigas, por si alguna más estaba interesada en él.
Tara y Jake estaban de lo más pegajosos si cabía decir, dedicándose arrumacos como si el tiempo se les fuese a acabar esa noche. Miré hacia arriba al balcón donde antes había estado Laura y no la vi. Giré la cabeza hacia las escaleras y la divisé bajando con la mirada puesta en nosotros. Sus ojos estaban peligrosamente entrecerrados, seguramente maquinando la manera de dejarnos en evidencia o de armar una buena bronca, y la verdad, no me apetecía. Estaba muy a gusto hasta que la vi bajando. En cualquier otra ocasión la hubiese enfrentado para bajarle los humos, pero pensé que mejor cambiábamos de sitio.
-¿Qué tal si nos vamos?- Tara me miró extrañada- El ambiente está empezando a cargarse- dije mientras cabeceaba hacia las escaleras para que me entendiese.- Quizás podríamos salir a otro local.
Asintió al comprender, a ella tampoco le apetecía que le estropearan la noche. Busqué el camino más retorcido entre la gente para darle esquinazo a la perra y salimos del local.
Jake señaló hacia donde tenía aparcado su coche y Dominique le comentó que también había traído el suyo. Tara se fue con Jake y yo me fui con Dominique a buscar el suyo. Me quedé boquiabierta cuando vi el precioso coche que traía. Era un S5 negro nuevecito. Pensé que tenía que haberles ido muy bien con el espectáculo en otras ciudades para permitirse tener ese tipo de coches, pero decidí no decir nada sobre mis pensamientos para no quedar como una materialista que se interesa por la situación financiera de su familia.
-Es precioso el coche. Creí que vendrías con la moto.
-Como no sabía si hoy llevarías algún vestido o falda pensé que seria mejor traer el coche para cuando te lleve a casa. Entra, por favor.
Fuimos tras el coche de Jake hasta el Sepultura. Tara preguntó a un camarero que conocía por si había visto a Roger y le informó de que ya se había ido. Pedimos unas bebidas y nos sentamos. Dominique miraba divertido la decoración del local. Se acercó hasta mi oído- Es gracioso como siempre se mezcla la temáticas del más allá y lo sobrenatural con los cementerios, los ataúdes y cosas por el estilo.- Lo miré extrañada- ¿Tu crees que un vampiro dormiría en un ataúd habiendo cómodos colchones? Es de locos. ¿Y por qué tienen que acabar siempre vagando por los cementerios?
-Hablas como si de verdad existiesen.- este tema estaba empezando a ser habitual en nuestras conversaciones.
-Existen. Estoy seguro. Y no son bestias horribles como los describen en algunas historias.
-Bueno, si de verdad existen y me cruzo con un caballeroso y guapo vampiro lo besaré para saber si es de carne y hueso.- Bromeé.
Estaba tan enfrascada en nuestra singular conversación que cuando le contesté no me había dado cuenta de que estaba a solo un par de centímetros de su rostro, captando un pequeño destello dorado en sus negros ojos.
Dominique me sonrió antes de besarme apasionadamente durante un largo rato, dejándome choqueada por lo bien que besaba y con las típicas mariposas revoloteando en mi estómago.- Yo te vi primero. Ningún vampiro podría besarte ahora.
Desde luego después de ese beso electrizante no creo que nunca nadie pudiese igualarlo. Mi mirada no podía cambiar de sitio, estaba pendiente de sus labios que se entreabrían para besarme otra vez.
Tras besarme se acercó hasta mi oído.- Kat, dime que saldrás conmigo, creo que ya me conoces bien, ¿no crees?
Mis labios estaban punzando por lo profundo que había sido ese beso y no conseguían articular palabra alguna, y mi mente estaba tan alelada que solo atiné a asentir.
Miré el reloj y vi que ya era bastante tarde. Tara quedó en volver con Jake y Dominique se ofreció a llevarme.
Desde que me había besado casi no había conseguido articular palabras. Era como si me hubiese quedado atrapada en ese momento.
Dominique aparcó en la entrada de casa, iba a bajarme cuando sorprendentemente él ya estaba en mi lado del coche, abriéndome la puerta.- Mañana no podré quedar, tengo unas cosas que hacer con mi familia, pero el lunes estaré aquí a primera hora para ir juntos al instituto. ¿Te parece bien?
-De acuerdo. Había quedado con Tara y Roger mañana para ver una peli aquí en casa. Si puedes escaparte un rato mañana acércate, te guardaré algún sándwich, si no, no verás ninguno. Roger tiene un apetito tremendo.
Me dio un buen beso para despedirse y se marchó velozmente en el coche.
Cuando entré en casa me fui directa y sin hacer ruido a mi cuarto para acostarme. Con lo cansada que estaba, casi se me olvida quitarme el maquillaje. Cogí a Bloody para subirla a mi cama y se acurrucó a mis pies muy ronroneante.Cerré mis ojos y caí en un sueño profundo en menos de lo que cuesta decir amén.
Después de tanto tiempo sin tener sueños extraños esa noche volví a soñar con Dominique. Estaba en lo que creía que era su casa, en una grande y hermosa habitación, vestida con mi pijama azul de raso y tumbada sobre una cama llena de mullidos cojines. Dominique se acercó hasta mi, vestido únicamente con unos pantalones de seda negros muy sueltos y con una rosa en una mano.
-Bonnes nuits, mon amour. Parece que me hubieses leído el pensamiento. Estaba pensando en lo hermosa que lucirías mientras duermes.
-¿Qué hago aquí?- pregunté inquieta.
-No lo sé. Estaba tumbado en mi cama pensando en ti y de pronto apareciste.
-Yo no he aparecido en ningún sitio, estaba durmiendo. Esto es solo un sueño.
-Supongo que habrías sentido mi hambre y has venido a mi.- Se sentó en la cama y fue poco a poco acercándose hasta mi, mirando ávidamente mi boca.
Me besó muy dulce, tierno como era él mismo, para poco a poco encaminarse a mi cuello, haciendo que tuviese pequeños calambres placenteros. Sentí un leve pinchazo casi imperceptible y después no se como describirlo, solo se que me gustaba a más no poder. Estaba embobada, diria que casi mareada y con los ojos cerrados disfrutando de los besos que me daba hasta que paró para decirme- Sabes a ambrosía, eres un dulce néctar del que nunca me cansaría de beber.
¿Beber? Eso me hizo abrir los ojos extrañada. Dominique estaba especialmente guapo, no tan palido como otras veces y con una sonrisa espléndida que me sobresaltó cuando pude ver que dos largos colmillos resaltaban en ella.
Me incorporé en la cama y estaba otra vez en mi habitación. Instintivamente me toqué el cuello. No habia ninguna clase de herida pero me dolía un poco.
-He tenido que quedarme dormida en una mala postura y de seguro la conversación que tuve con Dominique me hizo tener ese sueño.- Me dije tratando de convencerme a mi misma.
Lo malo es que me había parecido muy real.

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