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jueves, 18 de marzo de 2010

Le Theatre des Vampires Capitulo 10

Capitulo 10

Desperté sobresaltada. Me incorporé y bajé mis pies al suelo. Recordé vagamente que la noche anterior había salido con Tara de fiesta. Miré mi despertador, las doce del mediodía. Bien, la llamaría después de desayunar, cuando me hubiese despejado.
Bajé en pijama a por un vaso de leche. Mamá estaba preparando las cosas para la comida tatareando una vieja canción.
-Hola mamá.- cogí un par de galletas para mojar en la leche.
-No comas muchas galletas, si no luego no comerás. Estoy preparando tu plato favorito, musaka y pechuga de pollo. Por cierto, ¿que tal anoche? ¿Viniste pronto?
-Mmm… si- la verdad es que no me acordaba de nada.
-Yo regresé tarde, me lo estaba pasando tan bien con Antoine y su familia que no me di cuenta de la hora.
Iba a preguntarle por qué le había dado por salir con Antoine cuando siempre estaba renegando de los hombres cuando mi teléfono sonó en mi dormitorio. Me había dejado la puerta abierta y lo escuché desde la cocina. Di el último trago a mi vaso de leche y salí como un rayo a mi habitación.
-¿Qué demonios te pasó?
-Eso mismo iba yo a preguntarte. No me acuerdo de nada.
-¿Cómo que no te acuerdas? Kat, ¿Qué tomaste?
-Tara, te aseguro que solo me acuerdo de la primera copa y de verte a ti hablando con Jake, después, si trato de recordar me quedo en blanco, y si me empeño mucho, me duele la cabeza.
-Te vi hablando con un rubio sexy, luego desapareciste de mi vista. Al poco llegó Dominique, me preguntó por ti y cuando le expliqué se fue. Pasó casi una hora y lo volví a ver, me dijo que te había visto y que te encontrabas mal, que te había llevado a casa.
-Te juro que te estoy escuchando y sigo sin acordarme. ¿Dominique fue a buscarme?
-¡Ay Dios mío! Espero que ese macizo no te echase nada en la bebida… Hay cada tío raro por ahí, debes tener cuidado.
-Llamaré a Dominique para ver si me dice qué pasó y darle las gracias por traerme a casa.
-Es lo menos que deberías hacer, anoche fue tu héroe.
-¿Y no me vas a contar nada de lo que pasó con Jake? Te quedaste muy embobada hablando con él.
-Jake discutió con Laura. Por lo visto hubo una conversación en la que salió a relucir mi nombre y me defendió. Eso desencadenó una tormenta por parte de la perra y ahora Jake dice que ha visto realmente cómo es, que la tía no merece la pena. Yo de todos modos tuve cuidado, por si tan solo es una rabieta pasajera y vuelven. Me porté como buena amiga que lo apoya en su dolor y punto, pero fue una noche fantástica, como cuando salíamos pero sin un solo besito.- Suspiró.- Regresé a casa a las cinco de la madrugada.
-Joder, pues si que tuvo que ser buena para llegar a esas horas. ¡Y yo sin poder acordarme de qué hice! ¡Menuda mierda de noche la mía!
-No desesperes porque te recuerdo que hoy cambiamos de local. Iremos al K9, ahí la variedad en la vestimenta de la gente es total, Jake me dijo que se asomará por allí y me sugirió que nos acercásemos.
-¿Qué “nos” o que “te” acercases? Este se habrá pensado que vamos cada una por nuestro lado y está equivocado, esta noche me pego a ti como una lapa, solo por si acaso no consigo recordar lo que hago. Al menos, tú podrás decírmelo.
Tara se rió de lo lindo mientras se despedía llamándome fóbica nocturna. No me dejó que le contestase sabiendo que yo le buscaría un mote peor.
Después de pensarlo un poco decidí llamar a Dominique, pero me salió el contestador de su teléfono. Lo tendría que llamar más tarde.
Pasé el mediodía en compañía de mamá, que se había vuelto monótona en las conversaciones que manteníamos: que si Antoine esto, que si Antoine aquello… Mamá estaba empezando a resultar obsesiva y rara. Por más vueltas que le daba no me encajaba su manera de comportarse. Como siguiese así, íbamos a necesitar una conversación de esas tipo “de madre a hija”, solo que yo debería de hacer de madre y no al revés.
Lavé los platos después de comer y fui a escuchar música a mi habitación. Me coloqué los auriculares de mi mp3 mientras Bloody se acurrucaba junto a mí y cogí mi diario para escribir. Después de dar muchas vueltas a mi mente buscando ese hueco blanco para rellenarlo me desesperé. La cabeza había empezado a dolerme, así que cambié mi diario por un libro que me había prestado Tara. Ella lo había descrito como “Temática romántica sobrenatural”.
Cuando levanté la cabeza para ojear la hora me asombré, eran las siete, llevaba leyendo casi cuatro horas. Me había enfrascado tanto en el libro que ni me había dado cuenta de la hora que era. Trataba de ángeles y demonios. Si Tara me lo hubiese descrito mejor al dármelo hubiese dicho de ángeles y demonios sexys en medio de una trama muy buena. Casi me dolía dejarlo sin terminar, me quedaban unas veinte páginas, pero tenía que merendar algo o si no en la noche tendría un hambre de caballo.
Aparté a Bloody suavemente, dejándola hacerse un ovillo en la zona de la cama en donde yo había estado para que siguiese durmiendo tranquilamente, y bajé a comer.
Cogí un sobre de capuccino soluble para verter en leche y después de calentarlo le agregué un poco de nata montada del frigorífico. No era lo mismo que los que te sirven en la cafetería pero me bastaría para calmar el estómago.
Después fui a mi habitación a preparar la ropa que me iba a poner y ducharme. Hoy me apetecía ir en pantalón, así que saqué un traje negro y un top rojo, acompañado de unos buenos complementos como un cinturón lleno de pequeños brillantes y un par de pulseras plateadas a juego con una pequeña gargantilla y unos botines súper cómodos. Coloqué la ropa encima de mi cama, al lado de Bloody, y los complementos los dejé encima de la mesita, después de repasar el joyero por si cambiaba de opinión y me ponía otros diferentes.
Al salir de la ducha me senté a desenredarme el cabello pensando si cambiar el peinado o no. Creo que mamá no era la única que parecía estar cambiando, aunque me alegraba de no estar haciéndolo obsesivamente. El teléfono me sacó de mis pensamientos.
-Hola Kat, vi tu llamada perdida en el teléfono. Siento no haber podido llamarte antes, pero no lo tenía conmigo.
-Hola Dominique. Verás… es que no sé como explicarlo…- dudaba en como entrarle para preguntar qué hice en la noche. Me daba vergüenza por si me había portado como una imbécil por emborracharme. Nunca había bebido hasta ese punto, pero tampoco nunca había tenido amnesia al otro día. Saqué valor sin saber cómo- No consigo recordar qué pasó anoche y Tara dice que me trajiste a casa. Te juro que no recuerdo haber bebido tanto como para no saber qué hago.
-Creo que eso no fue lo que te pasó. Te encontré con mi primo Maximilien fuera del local. Recién había llegado ese día de Francia y como es muy activo decidió salir a conocer la ciudad. Te vio en el local y decidió presentarse, pero después de un rato te empezaste a sentir mal, te dolía la cabeza y Maximilien te llevó fuera del local para que respiraras aire limpio. Luego os vi y te dije de acompañarte a casa para que no fueses sola por ahí. ¿De verdad no te acuerdas? ¿Estás ya mejor?
-Por la pregunta que te he hecho deducirás que todavía no recuerdo nada, y llevo todo el día tratando de saber qué hice ayer. Cada vez que lo intento me duele más la cabeza.
-Eso tiene arreglo. Ya te he dicho lo que pasó, así que mejor deja de intentar recordar por ti misma, ya te llegarán los pensamientos solos.
No estaba muy convencida de su explicación. Sonaba sincera, pero me extrañaba todo. Tomé una respiración profunda y decidí pasar del tema.- Esta noche he quedado con Tara para salir otra vez. Si quieres nos vemos y te invito a tomar algo, es lo menos que puedo hacer para agradecerte que ayer me trajeses a casa.
-No hace falta que me agradezcas nada, pero si, me asomaré por allí y nos vemos. Hasta luego Kat.
-¡Espera! No te he dicho donde vamos a estar…
-No te preocupes, te buscaré. Au revoir.- me colgó.

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